El sector de construcción estimó a inicios de 2020, cuando aún no se reportaban casos de Covid-19 en El Salvador, que la inversión del sector superaría los $1,300 millones este año. / DEM
La industria de la construcción se acomoda a la nueva realidad que plantea el riesgo de la pandemia del Covid-19. El sector, el más dinámico en la economía en 2019, ajusta procesos, cancela otros y retrasas proyectos, pero descarta que esté paralizado.La Cámara Salvadoreña de la Industria de la Construcción (Casalco) explicó a Diario El Mundo que existe una "autolimitación en algún tipo de obras cuya densidad es muy alta”, lo que ha desembocado en una reducción en el ritmo de avance de algunos proyectos.La semana pasada, tras la detección del primer caso de coronavirus en Metapán, el rubro tuvo un impacto importante. La ciudad, donde se encuentra la planta cementera de Holcim, se vio afectada por la implementación de un "cordón sanitario” que limitó la actividad en la zona por 48 horas.La medida detuvo el ingreso del combustible e insumos necesarios para la producción del cemento, pero esta fue levantada y la operación ya fue restablecida, pero con mayores controles sanitarios.La construcción alcanzó en 2019 su mayor tasa de crecimiento en cinco años, gracias al auge de proyectos de infraestructura pública, pero también por el renovado interés para el desarrollo de proyectos inmobiliarios de altura.Thomas Rüeger, gerente de país y director financiero de Holcim en El Salvador, explicó a inicios de marzo que el 2019 fue un año de récords para la compañía. La venta de cemento creció en 10 %, mientras que la de concreto se disparó en un 60 %.Rüeger insistió en que nunca se había vendido tanto cemento en un año, pero que esto fue posible gracias al boom que experimenta el sector, un comportamiento que hizo prever que 2020 seguiría la tendencia.De acuerdo con Casalco, el sector aporta cerca del 40 % de la inversión y es uno de los principales generadores de empleo (estimados en 200,000), pero su impacto en la economía es mayor debido a la demanda de servicios complementarios que genera.El panorama -al menos para los próximos dos meses- es complicado para el rubro. Las restricciones de ingreso al territorio han hecho que los especialistas extranjeros, para algunos de sus procesos, no lleguen al país, como el caso de personal a cargo de instalar equipos especiales como plantas de tratamiento, "chillers”, entre otros, ausencias que pudieran retrasar, en algunos casos, el inicio de operaciones."Existe la posibilidad de que las inversiones, sobre todo las externas, disminuyan debido a que la emergencia es mundial y, tal como la crisis del 2008, esta afecta incluso a países desarrollados, los cuales, antes de invertir en el exterior, buscarán la recuperación de sus propias economías”, destacó la gremial.
A la espera de planesCasalco explicó que no han estimado el impacto de las medidas de contención porque no reportan interrupciones permanentes. "Sabemos que habrá un impacto producido por las medidas que incluyen entre otras, suspensión temporal y diferir el pago de alquileres, servicios y otros”, dijo la entidad.Los analistas en general se muestran cautos sobre el impacto que la crisis sanitaria del Covid-19 tendrá en la economía salvadoreña y están a la espera del detalle de los planes de fomento que plantea el Ejecutivo, los que incluyen el desarrollo de obras de infraestructura como medida contracíclica.El presidente Nayib Bukele busca financiamiento por alrededor de $2,000 millones para ese fin. Sin embargo, las gremiales desconocen los detalles de la medida que este lunes se conoció podría ser de hasta $5,000 millones, la que tendría un importante foco en el desarrollo de obras de diferentes escalas.Casalco responde que no cuenta con los detalles del plan de fomento, pero que "esperan hacerlo oportunamente para aportar conjuntamente con el Gobierno para lograr una recuperación del país”.
Acciones ante la emergencia para proteger a operarios y obreros Casalco ha elaborado un protocolo de emergencia para el sector construcción. Estas son las medidas: 1) Campañas para impulsar el distanciamiento social y énfasis en la limpieza personal. 2) Regulación en los horarios de alimentación y distanciamiento de los colaboradores. 3) Prevención para evitar que colaboradores con síntomas se presenten a los sitios de trabajo. 4) Comunicación de estas medidas con proveedores y subcontratistas.