¿Dónde se encontraba usted cuando cayó el Muro de Berlín?

Viernes 08, Noviembre 2019 - 12:00 AM
Cada uno de nosotros en Europa que presenció el 9 de noviembre de 1989 puede responder a esta pregunta. Y es que cuando hace 30 años los alemanes del Oeste y del Este se abrazaban entre lágrimas de felicidad no solamente se materializó el fin de la división alemana. Junto con el Muro también caía el Telón de Acero que durante 40 años había desgarrado a nuestro continente.Así pues, el 9 de noviembre los alemanes no solo celebramos la caída del Muro. Celebramos la valentía con la cual los habitantes de toda Europa Central y del Este consiguieron la libertad y la democracia. Celebramos una Europa que, con algunas excepciones, tiene la fortuna de estar unida.Los alemanes sabemos a quiénes les debemos esta fortuna: a los cientos de miles de alemanes del Este que salieron a la calle en favor de la libertad. También se la debemos a los trabajadores del Astillero de Gdansk, a los protagonistas de la Revolución Cantada de los países bálticos, a los húngaros, quienes fueron los primeros en romper el Telón de Acero, a los precursores de la Carta 77 de Praga, a los manifestantes de las velas de Bratislava, a los revolucionarios de Timisoara; a todas las mujeres y los hombres cuyo anhelo de libertad derribó muros y alambres de púas. Asimismo, se la debemos a nuestros amigos y aliados del Oeste, pero también a las políticas de la Glásnost y la Perestroika de Gorbachov que allanaron el camino para la reunificación.La unidad alemana fue también un regalo de Europa para Alemania; y eso, al finalizar un siglo durante el cual Alemania causó un sufrimiento inconcebible a todo el continente.De este hecho resulta para nosotros un compromiso particular: culminar el proyecto de la unificación de Europa; construir una Europa que haga justicia a los valores y los sueños de aquellos que salieron a la calle en 1989 en favor de la libertad y la democracia. Éste será nuestro objetivo, también el próximo año cuando, 30 años después de la reunificación, asumamos la presidencia de la Unión Europea.El rescate del euro, la interminable discusión sobre la acogida y repartición de las personas refugiadas: todo esto ha abierto nuevas grietas en Europa. Con el Brexit presenciamos por primera vez que un país abandone la Unión Europea. Además, en muchos países de Europa ganan terreno aquellos que quieren hacernos creer que menos Europa es mejor para nosotros.Sin embargo, una cosa está clara: solamente estaremos a la altura de los desafíos de este mundo si como europeos estamos unidos. Ninguno de nosotros podrá afrontar por sí solo los cuatro retos actuales a escala mundial, a saber: la globalización, el cambio climático, la digitalización y la migración. De los llamamientos solitarios desde Berlín o París se hace caso omiso en Moscú, en Pekín y, lamentablemente cada vez con mayor frecuencia, también en Washington. Tan solo la voz de Europa tiene un peso decisivo y por ello las actuaciones nacionales en solitario por fin han de ser tabú en Europa:
    Este mundo necesita la valentía de Europa en favor de la libertad, la valentía de 1989. ¡Atrevámonos por fin a ser europeos, a actuar con talante europeo, sin peros que valgan!