Las iniciativas públicas y privadas aún tienen una limitada cobertura territorial. / Cortesía SSF
El 62 % de los municipios de El Salvador están excluidos de las iniciativas públicas y privadas de educación financiera, revela un estudio de la Red de Investigadores del Banco Central de Reserva (Redibacen), presentado ayer.Solo 100 de los 262 municipios que tiene el país forman parte de iniciativas de educación financiera (IEF), señala el informe "Investigación de Iniciativas de Educación Financiera en El Salvador”, que tomó como referencia el mapeo de estos programas realizado por el Banco Central de Reserva (BCR) y la cooperación alemana en 2010.Irina Cisneros, investigadora senior del Departamento de Desarrollo del Sistema Financiero del BCR, explicó que después de ocho años "se ha logrado llegar a las 14 cabeceras departamentales, pues antes había una mayor concentración” en la capital.La educación financiera, explicó, "empodera al consumidor de productos financieros para la toma de decisiones informadas, que a su vez mejore su calidad de vida”. Además amplía la inclusión financiera, que hoy en día cubre al 23 % de la población.
Grupos vulnerablesCisneros apuntó que el 57 % de las iniciativas están dirigidas a niños y jóvenes, algo que consideró positivo. Sin embargo, la brecha es más pronunciada en grupos vulnerables, como las mujeres en condiciones de pobreza: del total de iniciativas por la educación financiera, solo el 25 % han atendido a este sector.Asimismo, los departamentos más aislados de los esfuerzos de educación financiera son Cabañas y San Miguel, con tan solo dos iniciativas cada uno, mientras que en San Salvador hay 17 campañas.Óscar Cabrera, presidente del BCR, aseguró que los principales desafíos para la educación financiera derivan de la falta de diversificación de canales de implementación: el 82 % se lleva a cabo en talleres o charlas de carácter obligatorio y sólo el 25 % a través de Internet.Asimismo, el funcionario afirmó que existe una limitada oferta de recursos humanos y económicos de parte de las empresas y Gobierno para la educación financiera. También hay poca apertura de la población para participar activamente en las iniciativas, especialmente por desconfianza con el sistema bancario, o percepción de altos costos.