El artista presenta una mágica colección de acuarelas que retratan el folclor, la música y los rostros de los pueblos originarios que sobreviven en El Salvador.
En un genuino interés por redescubrir y documentar las costumbres que persisten en el contexto contemporáneo y la diversidad multicultural de El Salvador, el artista Edwin López Morán ha presentado la muestra de arte "Etnia, Acuarelas y Dibujos”.
La exposición del salvadoreño se ha sumergido en la cotidianidad de pueblos de El Salvador, explorando sus tradiciones y la influencia de la música sus comunidades, las cuales quedan plasmadas de manera fiel a través de las obras de la expo, que es un esfuerzo del emprendimiento AKWA Art Hub y el Ministerio de Cultura, disponible hasta al 5 de enero de 2024 en el Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA).
"Las pinturas de Etnia no representan retratos antiguos o escenas del pasado, por el contrario, son registros de personas, tradiciones, danzas y músicos contemporáneos, que se desarrollan en territorios cercanos a San Salvador, entre los que pueden mencionarse la zona de los Nonualcos, Panchimalco y San Antonio Abad”, afirma el artista. "Lugares en los que sobreviven, a manera de resistencia cultural, una serie de rasgos étnicos que nos caracterizan como región mesoameticana”, puntualiza.
"En cada retrato de los danzantes presentes en la muestra se pretende resaltar algunas características de los trajes que utilizan en las danzas conocidas como ‘La danza de los historiantes’ o ‘La danza de los moros y cristianos’”, indica López Morán.
La música sobreviviente de los pueblos originarios es pieza clave en la obra de López Morán
"Aunque es una representación introducida por los ibéricos y que representa la lucha entre los musulmanes y los reyes cristianos, la representación salvadoreña tiene características diferentes a las de otras regiones. Estas particularidades están relacionadas a las cofradías a las que pertenecen, por ejemplo: los colores de las flores en los trajes, los colores de los trajes mismos, las figuras en sus cascos (monos, corales, sirenas, flores, cruces, entre otras), las monedas de sus cascos, el uso o la ausencia de máscaras en las danzas y muchas otras características que pueden identificarse”, detalla.
Pero la muestra también incluye representaciones de ciudadanos, mujeres y adultos mayores, flores de invierno y todo el colorido de los ambientes rurales salvadoreños. Cada personaje ilustrado corresponde a personas reales que el artista se encontró en su trabajo de campo, con sus características y vestuarios.
La belleza de las flores de invierno, el folclor y los rostros salvadoreños destacan en la muestra.
"La muestra responde a mi afán de retratar una serie de elementos que nos caracterizan como grupo social, que nos pertenecen pero que en ocasiones son imperceptibles; costumbres que negamos o asumimos como mestizas, pero que al fin y al cabo no son más que tradiciones pipiles y mayas que se sincretizan con nuevas formas de vida, con nuevas religiones, y que sobreviven a nuestros tiempos”, afirma el pintor.
"Es un esfuerzo por reconocer a esos danzantes, músicos protagonistas de expresiones religiosas o culturales que han resistido valientemente contra el tiempo y la globalización. Y aunque a veces ante estas expresiones me invade la nostalgia porque pueden desaparecer, solo puedo decir: tunal tit, tunal tit. Tunal, ma shu (fulgor del sol, resplandor del sol: sol no te vayas)”, concluye, en lengua náhuatl.