La CBA vigente en El Salvador se definió en 1983, clasificada en simple y ampliada (dos canastas simples). Es el indicador clave para medir la pobreza monetaria, pues la teoría indica que si un hogar no puede comprar una canasta simple se considera en pobreza extrema y si no alcanza para la canasta ampliada se encuentra en relativa.
Una canasta está conformada por los alimentos que aporten el requerimiento calórico mínimo para que una persona realice una actividad, como lácteos, carnes, huevos, frijoles, azúcar, grasas, pan francés o tortilla, arroz, verduras y frutas.
De acuerdo con la EHPM, la canasta básica simple en la zona urbana promedió $210.45 para una familia de 3.11 miembros, al menos $15.93 más cara que los $194.52 reportados en 2022.
La canasta básica ampliada, en tanto, se ubicó en $420.91. Este precio subió $31.86 en comparación con los $389.05 reportados en 2022.
En la zona rural, la canasta simple promedió $141.86 para una familia de 3.19 miembros, equivalente a un incremento de $10.63 en comparación con los $131.23 que costó en 2022. La ampliada se ubicó en $283.72, al menos $21.27 más cara que los $262.45 de 2022.
Suben los ingresos familiares
El ingreso promedio mensual de los hogares salvadoreños fue de $700.94 en 2023, una cifra que aumentó $71.56 respecto a los $629.38 de 2022, un 11.3 %.Por área geográfica, el ingreso mensual en la zona rural fue de $509.70 mientras que en la urbana subió a $816.61, una diferencia de $306.91 a favor de las familias que viven en colonias consideradas de mayor desarrollo.
Frente a 2022, el ingreso mensual de un hogar en la zona urbana subió $87.97, un 12.07 % adicional a los $728.64 de hace dos años.
En el área rural, sin embargo, el incremento fue más modesto en $46.85 en comparación con los $462.85 reportados en 2022, una variación de 10.1 %.