“La dirección del país va a llevar a una crisis de consecuencias impredecibles”
Lunes 23, Noviembre 2020 - 5:45 AM
El expresidente del Banco Central de la Reserva y exdirector de Fitch Ratings para Centroamérica, Mauricio Choussy, cree que hay mucha incertidumbre en El Salvador no solo económica a corto plazo, sino en torno al cumplimiento de las obligaciones financieras del Estado salvadoreño, la posible reforma constitucional y el uso político del Ejército y la Policía. "Nos hace pensar en un regreso al pasado que podría desembocar en una guerra”, advierte.
¿Cree en las cifras del Gobierno?, ¿la situación es peor o mejor de lo que el Gobierno dice?
Definitivamente el país no ha avanzado en materia de transparencia, que podamos decir que las cifras de la economía de El Salvador son más transparentes ahora, como para hacer una evaluación más completa. Cada vez cuesta más encontrar la información económica de El Salvador y poder interpretar mensajes. Por ejemplo, el Gobierno constantemente dice que carece de recursos para pagar salarios de los empleados de la Asamblea Legislativa y Corte, para pagar el Fodes (Fondo para el Desarrollo Económico y Social de las Municipalidades) a las alcaldías, a pesar de que estos gastos están incluidos en el presupuesto. Sin embargo, en septiembre, que el Gobierno alegaba que no había $2.5 millones para salarios de la Asamblea, el Gobierno trasladó $600 millones al Fideicomiso de Bandesal (Banco de Desarrollo de El Salvador), que no estaba en el presupuesto ordinario, sino que era parte de los préstamos asociados a la autorización que la Asamblea dio para atender las necesidades de la pandemia.¿Pero por qué el Gobierno quiere dar la idea de que no tiene dinero?
Pero esa es una gran contradicción, que está pesando mucho en la opinión de las calificadoras de riesgo, en la opinión de los inversionistas internacionales, nacionales y que incluso está generando incertidumbre en los salvadoreños. Un Gobierno que constantemente está diciendo algo que no es cierto y que, cuando la información se hace pública, se ha atrevido a despedir a un presidente del Banco Central y a hacer un acto de inequidad, es despedido por el simple hecho de decir la verdad.¿Qué se oculta?
Se quiere, primero, esconder la información y, en segundo lugar, utilizar la información con fines eminentemente políticos, utilizar una información que muchas veces es falsa o deformada.Por ejemplo, al 30 de septiembre, según las cifras publicadas por el mismo Banco Central, el Gobierno tenía $1,132 millones depositados en las cuentas del Banco Central y bancos del sistema pero, además, había trasladado $600 millones al Fideicomiso de Bandesal.Eso significa que el Gobierno disponía de más de $1,700 millones cuando estaba haciendo declaraciones, incluso en las reuniones del Fondo Monetario, del Banco Mundial y del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) a mediados de octubre, de que carecía de recursos para pagar los salarios de los funcionarios de la Asamblea y de la Corte Suprema de Justicia, y de las alcaldías. Esto trajo mucha confusión entre los inversionistas y entre los organismos multilaterales porque esta gente es mucha más sensible a las declaraciones políticas de lo que algunos funcionarios creen o conocen.¿Cree que el gabinete económico es capaz?
Yo soy de la opinión de que los funcionarios de todo Gobierno son funcionarios políticos, en algunos funcionarios ha habido funcionarios muy competentes, pero en algunos otros ha habido funcionarios que han sido inteligentes, si no conocen la materia que no corresponde a sus instituciones se han logrado asesorar de gente que pueda ayudarles a manejar sus ministerios o autónomas.Yo no creo que los funcionarios actuales sean incompetentes sino que no han tenido la autoridad para rodearse de gente que los guíe mejor. Los gobiernos no deben tener de funcionarios a burócratas, sino que deben cumplir sus funciones.Pero, si todas las decisiones del quehacer gubernamental se toman en Casa Presidencial, los ministros, los presidentes de las autónomas, se convierten en burócratas, que lo único que hacen es acatar e implementar instrucciones que muchas veces no están fundamentadas en lo que está ocurriendo en cada una de las áreas de acción.¿Cómo ve la situación económica del país?
Yo la veo muy compleja. Definitivamente el riesgo va aumentando y lo estamos viendo en muchos indicadores. Quizás el indicador más fácil es cómo las calificadoras han ido modificando su posición con relación a El Salvador. Pero también están los indicadores de riesgo de mercado, es decir, los inversionistas internacionales que compran bonos de El Salvador están mostrando mucha preocupación respecto a cómo los riesgos de un problema económico de corto plazo están presentes en la incertidumbre que trae el manejo de la economía de El Salvador. Se manifiesta como dicen en una curva de riesgo invertida. No quiero parecer muy técnico, pero lo que están diciendo los mercados internacionales es que el riesgo de que El Salvador tenga un colapso en el corto plazo es mayor que el riesgo de que tenga un colapso económico en el largo plazo. Y por eso requieren que se paguen tasas de interés más altas por las obligaciones de corto plazo que por las obligaciones de El Salvador de largo plazo.Pero creo que cuesta explicar a nivel popular de que los mercados, que son mercados informados, con información un poco más procesada y que logran sortear la falta de transparencia de los gobiernos, reflejan este tipo de situaciones muchas veces mejor que lo que se refleja al interior de los países. Incluso, son menos sujetos a las deformaciones que vienen aparejadas a grandes procesos de propaganda de los gobiernos y a la manipulación de la información que algunos gobiernos realizan.En este caso, lo que estamos viendo es que el riesgo de que El Salvador tenga un problema económico en el corto plazo es bastante elevado y lo que más preocupa es que no vemos que los funcionarios del Gobierno estén conscientes de lo que eso puede significar no para los inversionistas internacionales, no para los grandes empresarios, no para los bancos, sino que para el salvadoreño normal, corriente, que vive de su trabajo, de rebuscarse, porque, si el país llega a tener una crisis económica la vamos a sufrir todos y probablemente los salvadoreños van a tener un impacto mucho mayor que los inversionistas internacionales.Aquí ocurre lo contrario, ¿el Gobierno sí nos quiere hacer ver que la situación económica está recuperándose?
Pero hay una contradicción, el Gobierno está diciendo que no tiene recursos para pagar los salarios y por otro lado le está diciendo ya la economía entró en una recuperación, lo cual no es cierto. Si uno ve los indicadores económicos, la economía todavía se está contrayendo, no ha empezado una fase clara de recuperación. Y eso a pesar de que las remesas ya han crecido a pesar de que el Gobierno haya realizado inyecciones de recursos que deberían haber empezado a mover el consumo pero las cifras de consumo todavía son negativas y se espera que para finales de este año el consumo todavía se contraiga fuertemente, no va haber una recuperación y para 2020 el Fondo Monetario espera que el consumo termine negativo en casi un 7 %.¿Cuándo se puede ver una recuperación?
Si no hay una recaída en la pandemia y una crisis de liquidez, estaríamos viendo una recuperación hasta finales del primer trimestre del próximo año.Las elecciones
¿Qué tanto complican las elecciones estos riesgos?
Los riesgos asociados a las elecciones son fuertes porque hay muchos agentes económicos que están preocupados por los mensajes que se han estado enviando en materia de irrespeto a la ley, irrespeto a la Constitución, en materia de gastar desmedidamente, en materia de endeudar al país. Las elecciones van a definir si la próxima Asamblea Legislativa va a ser una Asamblea Legislativa que va a actuar en esa dirección o si va a ser una Asamblea Legislativa que va a continuar con su rol de control de las actividades del poder Ejecutivo.¿Qué tanta incertidumbre genera este ambiente electoral?
Para mí está generando mucha incertidumbre. Hay temas que están causando preocupación y que requieren una posición muy clara del Gobierno, menos ambigua, en el sentido de que el Gobierno no va a realizar una serie de acciones que se están discutiendo públicamente a pesar de que serían todas nocivas. Por ejemplo, el Gobierno tiene que definir que va a cumplir con sus obligaciones financieras, de tal manera que los inversionistas, tanto nacionales como internacionales, sientan confianza de que sus deudas van a ser pagadas en los términos y plazos pactados. Y así, hay otros temas que requieren una definición más clara del Gobierno.
¿Qué se está jugando en estas elecciones?
Yo no lo veo en términos de qué se está jugando sino que lo veo en términos de cuál es la percepción que hay de lo que va a realizar el partido Nuevas Ideas si logra tener mayoría legislativa. En esa dirección, el hacer una comisión a todas luces ilegal para revisar la Constitución no abona a disminuir la incertidumbre, sino que agrega más contenido de temor a que se modifique la Constitución, de tal forma que pueda haber una reelección o que pueda disminuirse la transparencia o que puedan modificarse las leyes de tal forma que permitan que el Ejecutivo pueda hacer uso de los recursos del Estado sin rendir cuentas. Esas son las preocupaciones que están en la mesa. Incluso el tema de la utilización del Ejército y de la Policía con fines políticos partidarios causa mucha preocupación para los que vivimos en la época de los setentas que nos llevó a la guerra, el tener un retroceso en materia democrática, en materia del uso del Ejército y la Policía, a la desprofesionalización de estas instituciones, nos hace pensar en un regreso al pasado que podría desembocar en una nueva guerra.
¿Estos riesgos son tangibles para la población?, ¿cómo puede afectar al ciudadano común?
Deberían ser tan tangibles como fue tangible la guerra, si nos ubicamos cuando los gobiernos del PCN (Partido de Concertación Nacional) con los militares, en los que se irrespetaban las elecciones, se irrespetaba las decisiones de la Sala de lo Constitucional y el Gobierno tenía control de la Asamblea Legislativa, de la Corte Suprema de Justicia, de la Corte de Cuentas y del Poder Ejecutivo, prácticamente se tenía control de todo el aparato del Estado, los niveles de corrupción fueron muy altos, las violaciones de derechos humanos fueron constantes, se robaban las elecciones y no se respetaba la voluntad popular.Eso, al final, termina desembocando en mayores niveles de desigualdad, en que el país únicamente funcionaba para un grupo pequeño de allegados al Gobierno y a una oligarquía agroexportadora que tomaba prácticamente la totalidad de recursos que se producía en el país, dejando a un número cada vez mayor de pobres, que no solo no tenían acceso a oportunidades, sino no tenían acceso a decidir su futuro. ¿Cómo nos puede dañar a la sociedad?, es regresar a un sistema político en el que el Estado tiene control de todo, en el que desaparece la transparencia, en el que aumenta la corrupción y que solo un grupo logra obtener los beneficios de la economía, limitando la democracia. Eso normalmente lleva a los países a una crisis social. El primer temor es un temor político.Los salvadoreños deben saber que si no hay un control institucional, un respeto a la ley, un respeto a la democracia, los Estados terminan violando sus derechos, limitando sus libertades y eso tarde o temprano desemboca en una crisis social que se convierte en una crisis política y, en el peor de los casos, nos lleva de nuevo a la guerra.Segundo lugar, en un mundo como en el que vivimos actualmente, totalmente interconectado, en el los países no solo viven de su economía interna, sino que también viven de la economía mundial. Un país en el que se violan todos esos derechos, llega un momento en el que se reciben sanciones y al igual que Venezuela esas sanciones empobrecen cada vez más a los venezolanos.Pero, además de eso, no nos podemos dar el lujo de tener una economía que colapse, que va a dejar a más gente desempleada no solo en el sector formal, sino en el sector informal, que va a dejar un Estado sin capacidad de atender las necesidades de salud, sin capacidad de atender las necesidades de educación, las necesidades de vías de comunicaciones, la seguridad. Yo entiendo que mucha gente diga 'lo que ha habido en esos campos es muy poco', pero hasta ese poco gasto en educación, salud, seguridad, infraestructura, hasta ese gasto va a desaparecer y va a ser peor porque no va a haber empleos y probablemente vamos a perder la capacidad de importar los alimentos que actualmente importamos. Es decir, cuando un país colapsa económica y políticamente, los niveles de pobreza es lo que más aumenta.