La fábula como reflejo de la historia

Miércoles 01, Mayo 2019 - 12:00 AM
Nuestro país se bate en una larga y compleja transición política, económica y social que ha contribuido a forjar la naturaleza pujante de una sociedad joven que no se amilana ante las adversidades. Las rudas características forjadas en el tiempo nos obligan como país a encontrar en la fuerza interior de nuestra identidad las lecciones para aprovechar las fortalezas, superar debilidades, asumiendo los rasgos e interpretación de los nuevos tiempos y adecuar las herramientas para modelar el futuro, en consonancia con nuestra propia historia.Recuperar y conocer una parte de la cultura literaria de esa identidad es parte del arduo trabajo del reconocido investigador, escritor y poeta salvadoreño, Carlos Cañas Dinarte. Una de sus obras que no debería faltar en toda biblioteca, el "Diccionario de Autores y Autoras de El Salvador” es una rica recopilación que detalla las biografías y aporte de más de un centenar de literatos nacionales que supieron recoger importantes rasgos en cada época relativos a esa identidad, compendio que resume valiosa información desde 1795 hasta el 2000.En otro de sus trabajos "Moralejas en la oscuridad: la fábula en El Salvador del siglo XIX”, recogiendo maravillosos trabajos literarios producidos entre los años 1825 y 2000, Cañas Dinarte nos ofrece una rica perspectiva de la forma en la que -desde la fábula política- se expresaron los conflictos de aquella época, por supuesto, con el encanto de esta manera mágica e ingeniosa, crítica y mordaz; así conocemos facetas de algunas transiciones políticas de antaño. La calidad y lucidez lograda en muchas obras de escritores como León Sigüenza y otros brillantes fabulistas salvadoreños, en nada distan de Esopo, La Fontaine o Serguéi Mijalcov.El trabajo de Cañas Dinarte también nos recuerda a fabulistas salvadoreños anónimos que legaron brillantes obras como "El sacristán y el labrador”, escrita en el contexto de la independencia de España con la expectativa generada de mágicos cambios ofertados en aquella transición política, de la que dejo un fragmento e invito a leerla completa: "El árbol recién nacido en nuestro libre sistema, no puede darnos tan pronto los frutos que se desean, pues son obra del tiempo, del cuidado y diligencia. Son muchos los sacristanes que en el momento quisieran de la libertad naciente estrechar las conveniencias; pero a cada uno daría del labrador la respuesta: Amigo, ¿piensa Usted que esto es soplar y hacer limetas? Cierto señor ignorante, ¡que es capricho y gran tontera”.Podemos agregar otras fábulas muy aleccionadoras como aquella de Esopo "El que promete imposibles” o la del "El pastorcito mentiroso”. Recuerdo estas figuras en relación a tuits que recogen la frase de las "bombas plantadas” que, dichas por ignorancia o mala fe, encierran mucho contenido para producir nuevas fábulas.La transferencia de fondos gubernamentales al Fodes se efectúa el 25 de cada mes vencido, los que transfirieron completos según notas periodísticas y en tiempo por un monto ascendente a $25,669,309.96; la fecha del cumplimiento corresponde al periodo de cierre de recepción de pago impuestos del mes respectivo, amparado en el acuerdo entre el Ministerio de Hacienda y el Isdem.La otra supuesta "bomba plantada”, corresponde a la deuda del Estado por $2.4 millones con una de las empresas que suministran energía eléctrica para el sistema de bombeo de agua potable. En el mismo aviso publicado por esta empresa, se refiere a que "siempre el gobierno de El Salvador ha cumplido con la obligación de pago en los casos que se ha presentado retrasos” y la última a la macabra afirmación que el gobierno estaría detrás del incremento de los homicidios, cuando quienes están poniendo la vida y el pecho son los miembros de la PNC, absurdo.Por lo tanto, las supuestas "bombas plantadas” denunciadas por el futuro gobernante o corresponden a un garrafal desconocimiento del funcionamiento de lo público o al perverso manejo de una campaña electoral anticipada, o al silencio ante un proceso de transición que en nada se compara a una fiesta de traspaso, o simplemente son para "matar el chucho a tiempo” ante el posible incumplimiento de muchas promesas, parecido a la fábula de Esopo "El que promete imposibles”.