La ocupación del hospital El Salvador es desconocida, y no hay información de parte de las autoridades. / Iliana Cornejo
Nueve meses de pandemia parece que han logrado normalizar el sonido de las sirenas de las ambulancias que anuncian la llegada de un paciente positivo a covid-19, al nosocomio que centraliza la atención a la pandemia.Frente al hospital El Salvador transitan a diario los capitalinos que viven en las comunidades de alrededor, personas que ya no se escandalizan por la llegada de ambulancias, sirena abierta, con un paciente positivo al virus.
De las ambulancias bajan personas de blanco, cubiertos de pies a cabeza por un traje de bioseguridad.En menos de 40 minutos frente al hospital El Salvador, pareció que solo yo me preocupé por la llegada de cuatro ambulancias, con intermedios de 10 y 15 minutos; de las ambulancias bajaban pacientes covid, o al menos sospechosos del virus.Desde el otro lado de la calle se puede observar a los pacientes cuando son ingresados en el hospital, unos en camillas otros en sillas de rueda.La primera que observé fue una anciana en una camilla, con necesidad de oxígeno para seguir respirando. En las últimas semanas, el
ministro de Salud, Francisco Alabí, y el presidente de la República, Nayib Bukele, han advertido de más contagios en adultos mayores y solo entre el 1 y el 13 de diciembre 69 ancianos murieron por la pandemia.En medio de las cuatro ambulancias que arribaron al nosocomio, la sirena de una patrulla de la Policía Nacional Civil irrumpió en el tráfico de diciembre. La escena era peculiar: dos policías con equipo de bioprotección escoltando un vehículo de una funeraria, cuyo motorista también portaba traje blanco: un entierro con protocolo covid. ¡Todo esa vorágine ocurrió en menos de 40 minutos! Pero aquella escena ya parece normal. La gente siguió caminando como si nada en medio de las sirenas de ambulancias, los constructores de la tercera fase del nosocomio covid-19 salvadoreño siguieron su obra, y seguramente, las ambulancias con sirena abierta, siguieron llegando. El SARS-Cov2 es parte de la cotidianidad.
Los mayores de 60 años son las personas más afectadas en los últimos días. / I.C.
Aunque parezca increíble, aún frente aquel cuadro de preocupación, habían personas caminando con la mascarilla a medias o sin ella. Otros tocándose el rostro sin previo lavado de manos y uno que otro bus, con pasajeros parados, sin guardar distancia física.Nueve meses han hecho que normalicemos el covid-19 y bajemos la guardia. Y nada pinta bien cuando cuatro pacientes llegan buscando auxilio en menos de 40 minutos.
Incertidumbre
Esta semana el infectólogo, Iván Solano, anunció un aumento en la ocupación de las camas de la Unidad de Cuidados Intesivos (UCI) del hospital El Salvador. El pasado 15 de diciembre señaló en su cuenta de Twitter, que las camas UCI tenían el 92 % de ocupación y las camas de la Unidad de Cuidados Intermedios (UCIN), un 80 %, sin embargo, la cuenta de Twitter del nosocomio aseguró que solo tienen 36 personas en Cuidados Intensivos y 634 camas libres, en ese hospital.
Ayer el sitio covid del gobierno aseguró que hay 78 pacientes críticos, 374 graves, 632 moderados, 784 estables y 821 asintomáticos.Mi presencia frente al hospital El Salvador no fue una casualidad, en una conferencia de prensa ayer pregunté a la directora del hospital El Salvador, doctora Laura Miranda, ¿cuál era la ocupación del hospital? ¿Cuántos pacientes hay en la Unidad de Cuidados Intensivos y en la Unidad de Cuidados Intermedios? Sin embargo, las encargadas de comunicaciones de la Secretaría de Prensa de la Presidencia que estaban en el evento evitaron que respondiera.
Previo a un evento con la embajada de Catar, la doctora recibió la indicación de una de las encargadas de comunicaciones de la Presidencia de no responder preguntas de la prensa. El covid-19 no se ha ido y tampoco es un juego.