Vestido con un mono naranja de presidiario y con esposas en los pies, Guzmán, de 35 años, apareció con una barba y lentes, una imagen que no se le conocía, y adoptó un aire humilde mientras escuchaba mediante audífonos las preguntas la jueza Sharon Coleman.
Los cuatro cargos incluyen tráfico de múltiples drogas (incluido el fentanilo) y participar en el crimen organizado; al escucharlos, Guzmán iba respondiendo afirmativamente.
Coleman fijará su sentencia dentro de seis meses, y previsiblemente Guzmán evitará la cadena perpetua al acceder a colaborar con la justicia.
Sin embargo, el fiscal puntualizó que solicitará una pena menor a la perpetuidad siempre que Guzmán "cumpla" con lo que se ha comprometido, es decir -aunque no lo dijo explícitamente- dé suficiente información a la justicia estadounidense para seguir persiguiendo el narcotráfico.
Guzmán tomó la palabra para asegurar que sufre depresión, diagnosticada el pasado octubre, y que por ello está tomando medicación, y dejó claro que nadie le había forzado para declararse culpable.
En su lectura de consideraciones previa a la formulación de los cargos concretos, la fiscalía destacó que Guzmán era "el líder de un cartel" (de Sinaloa), que había participado en el lavado de dinero y que había tenido responsabilidad en el secuestro y muerte de tres personas, lo que no fue negado por el acusado, que escuchaba atentamente.
La fiscalía ha pedido además que Guzmán pague $80 millones de multa, pero tanto el importe de la multa como la pena definitiva de prisión corresponderá fijarlas a la jueza Coleman.