El papa Francisco finalizó su sexto viaje a la región latinoamericana, en Perú recibió una mejor acogida que en Chile. / AFP
El papa Francisco cerró ayer su visita a Chile y Perú con una misa multitudinaria en Lima y una durísima condena a la corrupción, que "enferma” a la política en la mayor parte de América Latina.Este sexto viaje a la región del papa argentino, que tuvo que llegar a Perú para sentir el calor de una población que salió en masa a las calles para arroparlo (a diferencia de la fría acogida que recibió en Chile) se ha visto empañado, en particular en la etapa chilena, por el escándalo que persigue a la Iglesia por los abusos sexuales del clero a menores.Visiblemente cansado, después de una semana en la que recorrió miles de kilómetros para visitar seis ciudades en los dos países con una agenda cargada de actos, el papa volvió a alzar la voz contra la corrupción que "enferma” a la política en América Latina, en particular en Perú, donde a los presidentes cuando dejan su cargo, "los meten presos”. Francisco aprovechó la oportunidad de un encuentro con los obispos peruanos para insistir con su alegato.En Perú, dijo, "(Ollanta) Humala, está preso, (Alejandro) Toledo está preso, (Alberto) Fujimori estuvo preso hasta ahora, Alan García, que está que entro o no entro ¿Qué pasa?”, se preguntó el pontífice ayer.
Francisco denunció la marginaciónEn la homilía de su última y más multitudinaria misa -cerca de 1,3 millones de personas- el papa de las "periferias” denunció la miseria de las ciudades poblabladas de "sobrantes humanos”."Hay un gran número de ‘no ciudadanos’, ‘ciudadanos a medias’ o los ‘sobrantes urbanos’ que están al borde de nuestros caminos, que van a vivir a las márgenes de nuestras ciudades sin condiciones necesarias para llevar una vida digna”, dijo en su última homilía en Perú, antes de regresar a Roma.