"Todo se derrumbó por dentro", salvadoreños en EE.UU. tras fin del TPS

Lunes 08, Enero 2018 - 2:42 PM
 Separarse de sus familias y dejar atrás una vida construida tras años de duro trabajo son los mayores temores de los salvadoreños bajo riesgo de deportación, tras la decisión del presidente de Estados Unidos Donald Trump de poner fin al Estatus de Protección Temporal (TPS), que los amparaba desde 2001.Estos son los testimonios de una madre, un padre y un hijo cuya vida puede cambiar radicalmente a partir de septiembre de 2019, plazo máximo para que casi 200.000 salvadoreños abandonen Estados Unidos si no tienen otra manera de conseguir los documentos que los habiliten a permanecer en el país.- Una madre -Minda Hernández, oriunda de San Miguel (este de El Salvador), trabaja hace nueve años limpiando por las noches un centro comercial en Long Island, a 58 km de Manhattan."Mi hermana me llamó para contarme que habían quitado el TPS. Yo venía en el tren. Sentí que todo se me derrumbó por dentro. Lo primero en que pensé fue qué hago con mi hijo adolescente", cuenta a la AFP esta mujer de 48 años, entrevistada en las oficinas de la Coalición para la Inmigración de Nueva York, que les defiende."Yo vine a este país cuando tenía 28 años, huyendo de la guerra en El Salvador. Tuve que dejar a mi hijo de un año allá. Luego conocí a mi esposo acá y tuve otro hijo, Bryant, que es ciudadano estadounidense y ahora tiene 16 años"."Mi hijo se gradúa del secundario el año próximo. Lo primero que pensé cuando me enteré del fin del TPS es: ¿cómo me lo llevo a El Salvador? El es adolescente y allá hay mucha delincuencia y maras (bandas delictivas). Pero si no lo llevo, ¿cómo lo dejo solo en este país? El quiere seguir estudiando, quiere tener una carrera universitaria"."Y sin papeles, ¿cómo yo trabajo para pagar la hipoteca de mi casa, que son 2.500 dólares mes a mes? Mi vida es aquí, aquí tengo mi casa y pago mis impuestos. Aquí me siento bien, aunque nos matamos trabajando. Allá no es bueno el país. A pasear va uno, y va con miedo".- Un padre -"Aunque mi corazón está siempre en El Salvador, el quedarnos en Estados Unidos para nosotros es de vida o muerte. Nosotros no podemos volver a nuestro país (...) por las maras", dice Hugo Rodríguez, de 43 años, que hace 16 trabaja en el célebre restaurante de carnes Peter Luger, de Brooklyn, y es padre de dos hijos que son ciudadanos estadounidenses."Es por mis muchachos que estoy luchando, ellos se merecen un futuro mejor. Mi hijo quiere ir a la universidad, mi hija quiere ser maestra", afirma este hombre que empezó lavando platos y terminó de cocinero, ganando hoy 22 dólares la hora."Los que tenemos el TPS no somos criminales. Vinimos aquí persiguiendo un sueño, el sueño americano, que desgraciadamente no podíamos tener en nuestra patria. Y lo hemos logrado gracias a nuestro trabajo: puedo ayudar a mi familia, tengo mi auto, pago mi alquiler, no le pido un dólar al gobierno"."Somos parte del motor productivo de este país. Yo creo que el señor presidente va a hacer uso del sentido común y de la razón y nos va a legalizar acá".- Un hijo -"Mis padres son inmigrantes de El Salvador, ambos tienen TPS. Supimos que el TPS no será renovado, y eso para nosotros es una pesadilla", cuenta Rodman Serrano, un estadounidense de 23 años que vive en Long Island y trabaja en la cafetería de una escuela mientras estudia educación en la universidad."Fue devastador escuchar la noticia, pero la estábamos esperando porque el gobierno ya ha separado muchas familias. Vivimos con miedo, y ahora la pesadilla se ha tornado realidad"."Mis padres han vivido aquí durante más de 20 años. Son mis ejemplos de vida, mis héroes, la razón por la cual mi hermana y yo hemos podido estudiar y trabajar. Si se van será una pesadilla, toda mi vida cambiará para peor".