A menudo escucho al periodista y escritor argentino Andrés Oppenheimer decir que el gran problema de los países latinoamericanos es la falta de innovación. Oppenheimer advierte que en la mayoría de países de la región, nos concentramos en recordar las glorias militares del pasado y no en pensar en nuestro futuro, como sí lo han hecho países asiáticos como Corea del Sur, Vietnam, Singapur, Taiwán, países pequeños y sin recursos naturales que salieron adelante y hoy tienen envidiables niveles de desarrollo.
Recordaba eso tras el anuncio de la revista estadounidense Time de nombrar al fundador de la fabricante de vehículos eléctricos Tesla y también emprendedor espacial Elon Musk como la personalidad del año, destacando el despegue vivido en 2021 por este magnate de la tecnología.
Si nuestros sistemas educativos en América Latina pudieran enfocarse correctamente, ¿cuántos Elon Musk tendríamos? ¿Cuánto talento desperdiciado hay en nuestras calles y colonias por falta de oportunidades? ¿cuántos de esos talentos han terminado en caravanas migratorias o reclutados por pandillas?
Realmente necesitamos priorizar nuestras metas como país, concentrarnos en el futuro y ver el pasado solo como una manera de aprender de esos errores que no se deben volver a cometer, sin glorificar ni gestas militares ni ideologías o políticas fracasadas. ¿Podremos?
Si otros países con similares o menos recursos pudieron recuperarse de guerras fratricidas, catástrofes naturales, malos gobiernos y bandas criminales. ¿Por qué no podemos lograrlo nosotros también? Innovar, ver hacia adelante y pensar en las futuras generaciones sin duda es mejor que atascarnos en el pasado y lamentarnos eternamente por la leche derramada.
