Pensaba en estos dignos artistas para hacer una dramática comparación con este malabarismo permanente que vivimos como sociedad. El Salvador y el malabarismo de la vida cotidiana, desde la política hasta la seguridad, incierta, jugándose todo con la confianza en unas habilidades de lanzar todo por los aires, esperando tener las manos rápidas para captarlas al vacío.
Pero lamentablemente nuestra clase política y nuestros líderes no tienen ni la habilidad ni el talento de los artistas que celebraban el sábado su día.
Nos han tenido jugando sus intereses durante años y mientras nos distraen con sus malabares políticos, con cosas sin importancia, con distractores, cajas chinas o el juego de “mire la bolita”, el país no aterriza y carece de la más mínima certidumbre.
Nos lanzan al aire bolas de todo tipo y nos distraen con sus habilidades para sus malabares. Nos lanzan al cielo machetes de todo tipo que en el fondo nos causan profundas heridas, pero ellos siguen intactos porque han logrado distraernos.
En estas épocas de decisiones, la ciudadanía no puede seguir solo viendo hacia arriba, distraída, viendo los malabares políticos, los distractores, veamos lo serio, lo profundo, lo que vale la pena. No vaya a ser que mientras seguimos viendo las bolas de colores que lanzan hacia arriba, otro nos esté sacando la billetera o quitándonos la vida sin darnos cuenta.
Mientras tanto, apoyemos al artista nacional, pero no caigamos de tontos con cualquier mal artista político.
