Menos de cinco minutos después llegaba una ambulancia, el motociclista fue atendido y me retiré del lugar. Por lo que vi, el motociclista, en su imprudencia, tuvo la culpa; simplemente no tuvo en cuenta el Alto que había en la intersección y se fue directo al carro que lo embistió.
Ayer conducía por una calle de San Salvador y un motociclista que corría como que estaba en una competencia de motovelocidad pasó a centímetros de mi automóvil.
Hace días que le tengo tanto miedo a los motociclistas como a los buseros. La imprudencia es similar, con el agravante que los motociclistas no tienen carrocería y la posibilidad de sufrir heridas graves o la muerte en un accidente, es aún peor.
Esto en parte es causado por el descontrol que hay en los motociclistas. Hace poco publicamos que solo el 38 por ciento de los motociclistas del país tienen licencia de conducir y un gran porcentaje ni siquiera ha registrado legalmente su moto. Cualquiera vende ese tipo de vehículos sin ningún control -el otro día vi una a la venta en una tienda de regalos- y las usan inmediatamente, a veces sin la más mínima norma de seguridad: un casco.
Si de por sí ya tenemos problemas con el tráfico, debido a la enorme cantidad de vehículos, las motocicletas sin control han venido a convertirse en fuente de caos, accidentes y tragedias como las que yo vi y que en cualquier momento se puede sufrir ya sea por la imprudencia del motociclista o del motorista de un automóvil.
