Unas 400 toneladas de basura, principalmente plástica, han sido extraídas de las costas de Santo Domingo por brigadas estatales, luego de ser arrastradas la semana pasada por las lluvias en coletazos de la tormenta Beryl.
El alcalde de la capital de República Dominicana, David Collado, estima que los desperdicios podrían totalizar las 1.000 toneladas.
La avalancha de basura llegó de golpe al litoral caribeño después de que los responsables del puente flotante del río Ozama, que cruza la ciudad, decidieran abrirlo por temor a daños en la estructura.
Ello, según Collado, sin haber coordinado con la alcaldía y el Ministerio de Ambiente.
Los desechos provienen en su mayoría de barriadas populares que rodean la ciudad, donde los servicios de recolección de basura tienen un acceso muy limitado.
Aunque las playas de Santo Domingo no son aptas para el baño, la franja costera y el malecón son espacios aprovechados por locales y turistas que disfrutan del paisaje, la brisa y la oferta de los establecimientos comerciales de la zona.
El turismo es la principal fuente de divisas para el país. Representó 8% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2017, de acuerdo con un estudio publicado con auspicio de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana.