Oneal Ron Morris de 36 años, una mujer transgénero fue condenada a diez años de prisión tras encontrarse culpable de inyectar cemente en los glúteos de sus pacientes, quien iban a su clínica con la idea de mejorar su apariencia estética.
Lo que los pacientes no sabían es que la presunta cirujana, tenía antecedente de haber realizado una mala práctica médica y ya había sido sentenciada por dichas acciones que ponían en peligro la salud de las personas.
El caso volvió a surgir luego que se conociera la salud de una mujer de 31 años, quien tras la cirugía había notado un endurecimiento de sus glúteos y un color negro en ellos. Por desgracia, ella falleció.
Tras sus antecedentes y el fallecimiento de esta chica, el juez decidió declarar a Morris culpable y la acusó de homicidio culposo y practicar la medicina sin tener una licencia.