Rollitos de primavera, pisto y curry figuraban en el menú de un festival de cocina el sábado en Serbia, con un peculiar ingrediente en común: testículos de animales.
El "Concurso Mundial de Cocina de Testículos", que celebra su 15ª edición, atrae cada año tanto a grupos de cocineros aficionados como a reputados chefs, en un bucólico rincón del centro de Serbia.
Allí, instalan cocinas improvisadas en el bosque, con marmitas colgadas sobre fuego de leña, con el fin de competir por el primer premio.
Los testículos cocinados, de color gris con una textura parecida a los riñones, podrían desagradar a algunos, pero los participantes ensalzan el sabor y las supuestas propiedades afrodisíacas.
"Hubo combinaciones de sabores realmente interesantes... el plato ganador fue increíble, realmente fantástico", consideró Philomena O'Brien, una australiana miembro del jurado que escogió entre una veintena de competidores.
El creador del festival, Ljubomir Erovic, es autor de un libro de recetas titulado "Cocinar con cojones".
Este afirma que comer testículos aumenta la libido de los hombres, afirmación objeto de numerosas alusiones indecentes durante la noche.
"Es realmente un festival afrodisíaco", dijo a la AFP, antes de anunciar la victoria de un equipo serbio, por delante de los japoneses y los franceses.
"Fue un verdadero desafío preparar gastronomía francesa con testículos", declaró Philippe, un francés que dirige un restaurante en París, y que presentó su menú en cuatro platos con testículos de toro con foie gras, y testículos de chocolate para el postre.