El calor tórrido que afecta a Alemania en este verano boreal ha duplicado el consumo de cerveza y provocado un cuello de botella en la actividad de las recicladoras que proveen envases a la industria cervecera, que pena para aprovisionar al mercado.

Es normal que en verano se dispare el consumo de cerveza, pero debido a las temperaturas estivales excepcionalmente precoces y duradera, se han superado los cálculos de la propia industria cercevera, según Niklas Other, redactor en jefe de la revista "Inside", citado por la agencia de prensa alemana DPA.

La Asociación alemana de cerveceros señaló que este año existe una escasez "particularmente pronunciada" de botellas de cerveza y cajas para transportarlas.

Los alemanes tienen el hábito de devolver las cajas con botellas -de cerveza, agua y otras bebidas- compradas en los supermercados y superficies especializadas pagando una pequeña consigna o depósito. En este momento, el sector llama a los consumidores a devolver tanto como les sea posible antes de partir de vacaciones.

La cervecera Fiege, en Bochum, en la cuenca del Ruhr, lanzó un llamado al respecto a sus clientes directamente en la red Facebook.

A pesar de estos problemas, 2018 se anuncia como un año de gran consumo de cerveza, tras años de declive.

"Si los meses de agosto y setiembre no son luviosos, 2018 promete ser un buen año", dijo Other a DPA.

Los alemanes bebieron una media de 101 litros de cerveza per cápita el año pasado, contra unos 140 litros en los años 1980.

Además, este año los consumidores no dieron marcha atrás a pesar de un fuerte aumento en el precio de la cerveza, de 4,1% en un año, según indicó el lunes la Oficina federal de estadísticas.

En esto incide no sólo el hecho de que las cerveceras aumentaron los precios en invierno y primavera, a causa de un mayor costo de producción, sino también la tendencia a consumir cervezas especiales o aromatizadas, más caras que las comunes.