Está en Nueva Zelanda, en Dunedin, una de las ciudades más meridionales y con más personalidad del país, porque les gusta lo curioso en su diseño de calles y más.

Pues, si decide ir, tenga en cuenta en lo siguiente si manejará, en esta parte del mundo está la calle más empinada del mundo. Así es, levantarse no puede ser tarea sencilla, por más experimentado que se sea.

Baldwin Street es el nombre de esta calle, en sus 350 metros de longitud, la pendiente media alcanza el 19% con cuestas de hasta el 35%. Es decir, por cada dos metros y medio avanzados en la horizontal, la cota asciende un metro.

Esta anomalía urbanística se debe a que, durante la creación de la ciudad, sus primeros pobladores quisieron reproducir los suburbios de Edimburgo sin reparar en la abrupta orografía del terreno. La morriña pudo más que la planificación urbana.