Los altos niveles de contaminantes, como los fluidos industriales y el mercurio, pueden haberse acumulado en la grasa y la piel de una de las mayores poblaciones costeras de delfines en Europa.
Según indica un estudio publicado en la revista 'Scientific Reports', las concentraciones de mercurio encontradas en 82 delfines que viven en el Canal de la Mancha están entre las más altas observadas en la especie.
Los contaminantes orgánicos tóxicos, particularmente aquellos que contienen cloro, fueron prohibidos en la mayoría de los países desarrollados en las décadas de 1970 y 1980; sin embargo, todavía se pueden detectar incluso en la vida marina más profunda del océano.
Estos compuestos orgánicos pueden disolverse en grasas y aceites, y consisten en los subproductos de diversos procesos industriales y pesticidas, entre otros. Los delfines nariz de botella a menudo se usan para estudiar los niveles de contaminantes ambientales, ya que los compuestos orgánicos se acumulan dentro de su gruesa capa de tejido graso.
El biólogo marino Krishna Das y sus colegas de la Universidad de Lieja, en Bélgica, evaluaron los niveles de contaminantes orgánicos en la grasa y los niveles de mercurio en la piel de 82 delfines nariz de botella que habitan el Golfo Normanno-Bretón en el Canal de la Mancha.
Encontraron altas concentraciones de contaminantes en la grasa, principalmente compuestos de productos que contienen cloro de fluidos industriales (91% en machos y 92% en hembras). Además, los niveles de mercurio en las muestras de piel fueron similares a las concentraciones descritas previamente para los delfines nariz de botella en el mar Mediterráneo y los Everglades de Florida, dos sitios ya conocidos por sus altos niveles de contaminación por mercurio.
Los autores sugieren que el Golfo Normanno-Bretón debería convertirse en un área especial de conservación para proteger una de las mayores poblaciones costeras de delfines nariz de botella en Europa.