"La casa del huevo" en Shanghái parece 'Alicia en el país de las maravillas', donde reina de forma improbable la pasión por este alimento pero también por los selfies.
Dos chicas con vestidos rosas y blancos saltan con energía por un trampolín en forma de sartén, mientras se toman foto con una cámara instantánea.
En otra sala, un neón advierte a una media docena de personas, que se alteran y sacan fotografías en lo que se supone que representa un bol gigante de caviar, que "el último huevo está podrido".
"La casa del huevo" representa para sus organizadores un lugar para "compartir el amor universal por los huevos y una forma de escapar de manera momentánea" de la megalópolis de 24 millones de habitantes.
Situada en la tercera planta de un centro comercial de la ciudad, "La casa del huevo" es obra del creador chino Xu Biubiu y la segunda instalación de este tipo, después de la de Nueva York. En noviembre está prevista una tercera en Los Ángeles.
El precio de la entrada para dos adultos es de 198 yuanes (29 dólares, 25 euros).
Y los visitantes se entregan con pasión en el interior a la fotografía y a los selfis
Aima Li sale, avergonzada, del bol de caviar. "Estoy un poco mayor para esto", confiesa esta mujer de 29 años, mirando a los jóvenes que hay alrededor, más cercanos a la edad del liceo.
Aima Li, que divide su tiempo entre Shanghái y Tokio, publicará no obstante en las redes sociales las imágenes que acaba de hacerse con su amiga.
"Me quedé como una niña pequeña. Me encantan las decoraciones aquí", reconoce Ling Jiamo, mientras posa ante el objetivo de su novio.