Foto retomada de cuenta de Twitter de la CIA.

 

Los perros tienen la capacidad de adaptarse a rutinas de entrenamiento, pero, al parecer, si no existe voluntad del animal por más que se haga, no habrán buenos resultados. Este fue el caso de Lulú, una perra labrador de un un año y medio de edad, de color negro, que se negaba a ¨trabajar¨.

La perrita estaba en un programa de entrenamiento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) para detectar explosivos; sin embargo, Lulú se mostró apática durante los entrenamientos y ni los incentivos con comida y juegos sirvieron para despertar su atención.

Por esa situación la CIA decidió ¨despedirla¨ y no obligarla a continuar con la rutina.

¨Nos entristece anunciar que, unas semanas después del entrenamiento, Lulú comenzó a mostrar signos de que no estaba interesada en detectar olores explosivos¨, escribió la agencia en su cuenta de Twitter, donde dio a conocer la noticia.

La CIA también publicó un comunicado en su sitio web, donde informaba que, a veces, es normal que el perro tenga un mal día y muestre indiferencia al entrenamiento, pero con un poco de trabajo se logra que retomen la rutina. No obstante, este no fue el caso de Lulú, ya que la situación no cambió y ella mostró que no estaba nada interesada en buscar explosivos.

¨La principal preocupación de nuestros entrenadores es el bienestar físico y mental de nuestros perros, por lo que tomaron la decisión extremadamente difícil de hacer lo mejor para Lulú y sacarla del programa¨, informó la CIA.

Cuando un perro es excluido por la CIA, sus instructores tienen la opción de adoptarla, y eso fue lo que pasó con Lulú. Ella fue adoptada por uno de sus entrenadores y hoy forma parte de su familia.