Un estudio realizado por Ladislav Smejda, investigador de la Czech University of Life Sciences de Praga, revela que los cadáveres al descomponerse liberan hierro, zinc, calcio, fósforo y otras sustancias que, al principio ayudan a la naturaleza a crecer, pero a partir de cierta cantidad, dichas sustancias pueden generar un problema medio ambiental.

Según explica Smejda, los grandes cementerios son los que están agrupando una gran cantidad de sustancias, las cuales no pueden ser procesadas por el mismo, convirtiéndose en contaminantes. Aunque la cremación de los cuerpos podría contribuir a la no aglomeración de cadáveres, también se cae en lo mismo cuando las cenizas se entierran en grandes cantidades en el mismo lugar.

Lo ideal para el investigador seria que las cenizas fueran esparcidas y los cuerpos distribuidos de una forma uniforme en diferentes áreas más extensas. En algún tiempo los grandes cementerios fueron beneficiosos para la sociedad, pero debido al incremento de la población y de la mortalidad se han vuelto un grave problema.

En un censo realizado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) se muestra que en el mundo nacen 371 520 personas y mueren 213 120 cada día. Cifra preocupante para el medio ambiente que sufre las consecuencias de los actos humanos.