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Muchas personas interpretan el ronroneo de un gato como una especie de sonrisa. La gente puede sonreír por motivos muy diferentes, como ser por alegría o inseguridad. Pues bien, el asunto en los gatos es bastante similar.

"Para los gatos ronronear es un modo de expresar cuestiones muy distintas. Puede ser una señal de placer y de felicidad, pero también de hambre, miedo o dolor", explica la especialista Heidi Bernauer. Lo que sucede es que el ronroneo secreta hormonas de felicidad, y entonces los gatos, al ronronear, se transmiten tranquilidad a sí mismos, a sus compañeros de especie y a las personas.

Las gatas ronronean al parir para controlar el dolor y después, una vez que los gatitos están en el mundo, ronronean para indicarles el camino hacia la comida y el calor de su cuerpo, porque los recién nacidos no tienen desarrollada ni la vista, ni el oído, con lo cual se orientan por las vibraciones de su madre. Además, el calor del cuerpo materno es vital porque los pequeños no están en condiciones de regular sus temperaturas.

Los gatos, cuando son cachorros, también suelen ronronear como una invitación a jugar. Los gatos "amigos" pueden ronronear para saludarse, mientras que los más dominantes pueden hacerlo para darle a entender al gato más débil que no representan ningún peligro.

"Han aprendido a hacer uso del ronroneo de distintas maneras, también en interacción con las personas", observa Heidi. "Por ejemplo hay una especie de ronroneo pedigüeño" que es muy similar a los gritos que da un bebé y que es implementado cuando el gato quiere lograr que en casa, tarde o temprano, le den algo de comer.

No se sabe cuál fue el origen de este sonido. Una hipótesis dice que los gatos tienen una hiodes dura que les permite ronronear en forma continua. Otros sostienen que la aorta es la que hace que los sonidos gatunos se conviertan en un ronroneo.

Lo cierto es que, según las últimas investigaciones, ese sonido tan característico aparece cuando las cuerdas vocales chocan.

De todos modos, los gatos no nacen ronroneando. Lo hacen desde pequeños, pero su sistema neuromuscular debe desarrollarse para que suenen como sus mayores.

¿Y todo eso para qué? El profesor Leo Brunnberg de la Universidad Libre de Berlín llegó a la conclusión de que el sonido del ronroneo ayuda en los proceso de autocuración de heridas o incluso de fracturas. Las vibraciones que libera el sonido actúan como un estímulo sobre los músculos, alientan el crecimiento óseo y promueven el proceso regenerativo.

El efecto sanador del ronroneo podría comprarse con el entrenamiento con vibraciones al que recurren los deportistas para fortalecer sus músculos y huesos. En ese caso se recomienda aplicar entre 5 y 60 hertz.

Pero, más allá de estas derivaciones tecnológicas, lo cierto es que el ronroneo de los gatos también les hace muy bien a los humanos, y así es como existen terapias para personas traumadas o con disfunciones crónicas o psicosomáticas en la que la participación del gato es una pieza importante.

La Universidad de Minesota, Estados Unidos, llevó adelante un estudio en el que llegó a la conclusión de que el ronroneo hace bajar la presión arterial y, por tanto, el riesgo a sufrir un infarto. Además, el ronroneo estimula la secreción de serotonina. Tal es así que llegar a casa después de un día movido y tirarse en el sofá a acariciar el gato baja mucho las revoluciones.

No son los únicos que ronronean: también están el lince, los pumas o los guepardos. De todos modos, para casa se recomienda más un gatito.