Durante un vuelo de un año, un astronauta de la Estación Espacial Internacional recibe una dosis de radiación similar a la de quien trabaja para mitigar las consecuencias de un accidente nuclear.

El jefe del Departamento de Seguridad Radiológica de los Vuelos Espaciales Tripulados rusos, Viacheslav Shurshakov, explicó que en la Tierra una persona común recibe una dosis anual de radiación de un milisievert (mSv), mientras que un astronauta de la Estación Espacial Internacional recibe 220 mSv.

La dosis para los trabajadores de una central nuclear es de 20 mSv al año, mientras que para los liquidadores de accidentes en las centrales nucleares, de 200 mSv. Es decir, un cosmonauta que regresa de un vuelo de un año en la Estación recibe más o menos la dosis de un liquidador", dijo el científico, citado por sputniknews.com

El investigador añadió que las erupciones solares severas que ocurren una vez cada 11 años hacen aumentar diez veces la dosis de radiación en el complejo orbtital.

Sin embargo, un aterrizaje de emergencia en caso de una fuerte erupción solar nunca se ha planteado porque los astronautas de la Estación están bien protegidos de la radiación por el campo magnético terrestre.

"Durante las erupciones solíamos pedir a los tripulantes de la estación orbital Mir (que funcionó de 1986 a 2001) que trasladaran las literas de los camarotes al puesto central, ya que ese lugar es el más protegido de la radiación: la dosis es tres veces menor que en el camarote. En la Estación Espacial, igual", afirmó Shurshakov.