Tratar quemaduras graves en la piel de un humano podría dejar de ser doloroso y de larga duración, todo esto gracias a un pez, que por cierto, se cría bastante rápido: la tilapia.

De acuerdo con sus impulsores, este tratamiento también vendría, además de ayudar al paciente a tener una recuperación más tranquila, a los hospitales a reducir costos, porque, actualmente, en el tratamiento de quemaduras de segundo y tercer grado se gastan infinidad de vendas y otros medicamentos.

El ensayo que se encuentra aún en su fase de estudio clínico utiliza la piel del pez luego de haber sido sometida a un proceso de limpieza previa, donde se le retiran las escamas, el tejido muscular, las sustancias tóxicas y además el olor a pescado, para tratar las quemaduras graves en los humanos.

La piel de tilapia pasa, luego de su limpieza,a una prensa, donde se preparan tiras que tienen una dimensión de 10 x 20 cm. Finalmente se obtiene una piel flexible que es similar a la piel humana.

La fase de ensayos clínicos se realiza en en el estado de Ceará, en el noreste de Brasil y comenzó en julio del 2016 con 30 pacientes afectados por quemaduras de segundo grado y graves, y en la mayoría de los casos su aplicación para mejorar el proceso de cicatrización fue exitosa.

Según ha explicado el coordinador de la investigación y presidente del Instituto de Apoyo al Quemado (IAQ), la aplicación de la piel de la tilapia sobre las áreas de piel quemada además de ayudar a la cicatrización, evita las infecciones -que a veces son producidas por las bacterias que contienen las pieles de otros animales como cerdos o vacas, que se colocan sobre la piel quemada- y las pérdidas de líquido, disminuye el número de curas y, también el dolor y el sufrimiento del paciente.

Esta investigación fue premiada por el Congreso Brasileño de Cirugía Plástica y el Congreso Brasileño de Quemados, y en ella participaron 46 investigadores pertenecientes a el Instituto de Apoyo al Quemado, la Universidad Federal de Ceará (UFC), el Núcleo de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (NPDM), el Instituto José Frota y laempresa Enel, que financió la investigación.