El partido llega con 53 días de tardanza. El Clásico, un duelo seguido a nivel mundial y marcado en rojo en muchos calendarios, se debía jugar el 26 de octubre pero la situación social y política en Catalunya llevó a la RFEF a posponer el choque hasta este 18 de diciembre y, desde entonces, se ha hablado más de lo logístico y de la seguridad que no de fútbol.
El Barça es líder, pero el Real Madrid está con los mismos 35 puntos y un balance bien parecido. El Barça ha ganado un partido más, pero ha perdido dos choques más que los blancos, con un +23 en goles para los blaugranas por un +21 para los de Zidane. Igualdad máxima.
Con este escenario, quien se lleve los tres puntos podría terminar el año como líder, como posible campeón de invierno, y ello da más transcendencia aún a este Clásico que tiene ganas de poner el foco en el balón y alejarlo de lo político.
Hace un año, en Liga, el Barça despidió al Madrid con una ‘manita’ (5-1) pero los Clásicos en el Camp Nou suelen estar igualados, más que los del Bernabéu, donde el Barça parece estar más cómodo. Lo señaló así el propio Leo Messi, que aseguró que tiene más espacio para jugar en Chamartín que en Les Corts.
Ernesto Valverde no podrá contar con Arthur ni con Ousmane Dembélé, pero tiene al resto de jugadores a su disposición. Por su parte, Zinédine Zidane tiene más bajas, como las de Marco Asensio, Marcelo, James Rodríguez, Lucas Vázquez y Eden Hazard, que no se podrá estrenar en el duelo entre eternos rivales.
Benzema podría estar acompañado arriba por Gareth Bale, aunque el estado del galés y su relación con la afición podría dar cabida a Rodrygo o incluso a Vinicius. Muchas incógnitas, también en el Barça por saber si hará Valverde retoques en su esquema, y si Frenkie De Jong juega para intentar exhibirse ante el Madrid como hizo un año atrás con el Ajax en la ‘Champions’.