Mohamed Salah, incorporado al nuevo Egipto del mexicano Javier Aguirre para la fase de clasificación para la Copa de África de Naciones (CAN), ya ha ganado el pulso particular que mantenía con su Federación, que dio un paso atrás luego de tensiones en torno a cuestiones de imagen y seguridad.

Los 'Faraones' se enfrentan a Nigeria el sábado en el estadio Borg al-Arab de Alejandría en su camino hacia la CAN-2019. Es el primer partido de la selección norteafricana desde su fracaso en el Mundial de Rusia, con tres derrotas y la eliminación en primera fase, y de la polémica por la organización de su estancia en Grozny.

El astro del Liverpool, nominado esta semana a Jugador FIFA del año, se fotografió junto a Ramzan Kadyrov, el hombre fuerte de Chechenia, un líder controvertido y criticado por organizaciones pro Derechos Humanos, que actuó como 'anfitrión' de Egipto durante su concentración mundialista.

A finales de agosto, el jugador y su agente reprocharon públicamente a la Federación que no respondiese a sus demandas de garantías en términos de seguridad, organización y derechos de imagen.

La Federación fue acusada en varias ocasiones de haber explotado ilegítimamente la imagen de Salah con fines comerciales (sin su autorización, por ejemplo en el avión de la selección junto al patrocinador WE, de telecomunicaciones, cunado Salah tiene contrato con la competencia Vodafone).

Los últimos días, para reflejar la reconciliación, la instancia del fútbol egipcio mostró fotos de su presidente Hani Abu Rida junto a Salah en el campo de entrenamiento.

- "Son unos incapaces" -
Pero tanto en las redes sociales como en la calle, los egipcios están en su gran mayoría del lado del jugador y contra una Federación a la que no tienen mucho aprecio.

"Si se hiciera un referendo, nosotros los egipcios diríamos que no queremos esta Federación", afirma Ahmed Assem, un encargado de relaciones públicas de 59 años, desde una calle de El Cairo.

"Toda esa gente son unos incapaces", exclama, sin excluir al representante de Salah, cuyo tono amenazador hace unas semanas fue, en su opinión, "la causa" de la crisis.

Sentado en la terraza de un café, Mostafa Mahmoud, un estudiante de 22 años, acusa: "Quieren explotar a Mohamed Salah lo máximo posible".

"Al igual que abusa de todo, la Federación explotó la situación para sus propios intereses económicos", denuncia, enfundado con orgullo en una camiseta del Real Madrid, club de gran popularidad en el país.

Con un periódico en la mano, Youssef Mohamed, propietario de 65 de un pequeño taller mecánico, estima que la crisis sacó a la luz un problema más general en el entorno del fútbol, que no sabe conservar a sus "joyas", opinó.

- Salah origen de "una revolución" -
"El nombre de Egipto está en boca de todos a escala mundial... Mo Salah es el origen de una revolución y se ha intentado abusar de él", lamenta.

Ante el torrente de críticas, la Federación egipcia asegura haber respondido a las peticiones de su estrella, en el campo de entrenamiento de Alejandría, donde la selección prepara el partido del sábado.

"Hemos aplicado el reglamento que prohíbe el acceso del público y de los medios al campo" con una seguridad reforzada, precisa Oussama Ismaïl, director de comunicación de la Federación.

Más allá de la crisis con Salah, los aficionados y los especialistas apuntan a una "falta de organización" en el seno de la federación.

Un análisis compartido por Amir Abdelhalim, responsable editorial de la página de internet especializada "Fil Goal".

"El hecho de que Egipto cuente con una estrella del calado de Mohamed Salah, su presencia entre los tres mejores del mundo y de Europa es algo inédito en la historia del fútbol egipcio", subraya.

"Tenemos que gestionar un nivel de profesionalismo al que no estábamos habituados, el más alto nivel", concluye Abdelhalim.