Desde que un joven empieza su carrera en el fútbol tiene entre ceja y ceja una ídolo del deporte a quién seguir, así el ex jugador de Cádiz y Atlético de Madrid, Francisco Nárvaés contó al periódico La Nación, que desde sus 14 años tuvo el privilegio de poder presenciar la calidad de astro nacional, Jorge “Mágico González, quien estuvo desde 1982 hasta 1991 en el cuadro gaditano.
“Le gustaba más que lo pusieran en el equipo de suplentes que con los titulares. Tengo la sensación de que para él era un desafío, se liaba a jugar… En el segundo tiempo ya lo ponían en los titulares. Al campo ibas con la ilusión de ver algo diferente, a ver qué hace hoy el Mago. Había un momento que el Carranza se callaba y de repente empezaba ¡ahora, ahora, ahora!”, expresó Narváes acerca las vivencias que tuvo con “Mágico” tanto en los entrenamientos como en los partidos del Cádiz.
“Kiko” como de cariño le dicen al ex jugador gaditano, explicó la habilidad característica de “Mágico” al realizar la particular “culebrita macheteada”. “Ese gesto con el exterior hacia adentro y luego el empeine exterior hacia fuera levantando la pelota… Era un genio, lo que muchos soñaban él lo hacía con los ojos abiertos. Era un jugador más para disfrutar que para imitar porque la integridad física podía correr peligro. Hacía cambios de orientación de 40 o 50 metros de rabona. Te mantenía expectante por ver cuándo llegaba la genialidad. Cuando le cambiaban, el partido ya era otra cosa. No nos íbamos, pero ya hablábamos más y hacíamos los planes para ir con las chavalas después del partido”.
Narváes también habló acerca de los momentos en los cuales Jorge cenaba junto a los jugadores gaditanos. “Le molaba venir. Se sentaba con nosotros, era un tipo superculto y profundo, bohemio. Le escuchabas y parecía un poeta. Nos hablaba de la vida, de ser serios y responsables, de que teníamos una oportunidad y de que, con el paso del tiempo, no nos pudiésemos arrepentir de haberla desperdiciado. Escuchaba las historias del Mago de por la noche y luego le veías hablando con nosotros de día… Prenda por la noche, poeta de día. Como El Trinche. Maestro y discípulo”.
González recaló en Cádiz, procedente de C.D. FAS, quien pagó ocho millones de pesetas por el astro nacional, durante el mundial de España 1982 donde El Salvador sufrió la peor goleada de su historia, 10-1 frente a Hungria, sin embargo el “Mágico” logró acostumbrarse en España, logrando su fichaje en dicho club y mostrando sus grandes cualidades.
“Tuvo complicidad con la idiosincrasia de Cádiz. Se le adoptó con todo el pack, cayó donde tenía que caer. Los que salían con él no destacan que bebiera. Le gustaba relacionarse, el estar hablando con la gente y luego dormir. Ya podían tirar la puerta que no le despertaban”, expresó “Kiko”.
Narváes contó acerca de las cualidades humanas de Jorge. “Era Mágico con su Ford Escort, con techo retráctil, y su amigo Emilio, un enano que tenía un quiosco y del que se hizo inseparable, sacando la cabeza y saludando. En 2004 fuimos exjugadores del Cádiz a jugar un partido de homenaje a Mágico, en El Salvador, y la única condición que puso para jugar fue que tenía que ir Emilio. Llegamos y Emilio fue tratado con todos los honores, fue el protagonista. Era supergeneroso, había veces que llegaba a un restaurante descalzo porque le había regalado el calzado a alguien que se lo hubiera pedido”.
Pese a que Jorge González pudo haber llegado a un mejor equipo, sin embargo el clima, el idioma y su falta de disciplina lo dejaron fuera de algún club importante, aunque no dejó pasar la oportunidad de enfrentarse a jugar junto y en contra del astro argentino, Diego Maradona. “Era un portento físicamente, tenía unos tobillos muy finos. Su excompañero Carmelo contó hace poco que en un entrenamiento en la playa parecía que se deslizaba por la arena, le dio por correr y les cogió una vuelta a todos. Para quién vio al Mago, solo existe él, no es posible compararlo con otro”, finalizó Narváes.