La decisión del futbolista alemán de origen turco Mesut Özil de abandonar la selección acusando a sus críticos de "racistas" ha desatado una viva polémica en Alemania, mientras en Turquía varios ministros elogiaron su lucha contra el "fascismo".
"Con mucho dolor y después de muchas consideraciones sobre lo acontecido, no seguiré jugando para la selección alemana mientras tenga este sentimiento de racismo e irrespeto", señaló en un largo comunicado publicado en Twitter el jugador de origen turco.
Campeón del mundo en 2014 y hombre clave para el seleccionador Joachim Löw, Özil ha marcado 23 goles en 92 partidos con la 'Mannschaft'.
La portavoz de Angela Merkel recordó este lunes que la canciller "tiene mucho aprecio" por el jugador y que su decisión "tiene que ser respetada". Pero la Federación Alemana de Fútbol rechazó de plano las acusaciones de racismo.
El periódico popular Bild llevaba semanas pidiendo la salida de Özil después de que en mayo se reuniera en Londres con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, con quien se hizo varias fotos, también junto a otro jugador de origen turco, Ilkay Gündogan.
El encuentro poco antes del Mundial Rusia-2018 fue interpretado como un apoyo al líder que Alemania acusa de autoritario.
El periódico denunciaba este lunes "una dimisión llena de lloriqueos" y reprochó al futbolista de apoyar a un "déspota" que quiere imponer una "dictadura islamista".
Al contrario, el ministro de Justicia turco, Abdülhamit Gül, elogió en Twitter a Özil. "Felicito a Mesut Özil que, al dejar la selección nacional alemana, ha marcado su mejor gol contra el virus del fascismo", tuiteó Gül.
- "Alemán cuando ganamos, inmigrante cuando perdemos" -
El jugador, nacido en Alemania de padres turcos instalados en el país, abandonó su nacionalidad turca en 2007 para nacionalizarse alemán.
Las relaciones entre Turquía y Berlín están muy tensas desde el fallido intento de golpe de Estado fallido de julio de 2016. Mientras Berlín acusa a Erdogan de autoritarismo, éste no dudó en comparar la Alemania actual con la del nazismo.
Özil, de 29 años y jugador del Arsenal, publicó el domingo en Twitter una larga carta en la que critica cómo lo tratan los medios y el "racismo" del que se considera víctima.
El futbolista acusa en particular al presidente de la federación alemana de fútbol (DFB), Reinhard Grindel, un exdiputado conservador que durante su carrera política siempre criticó el multiculturalismo.
"Para Grindel y los que lo apoyan, soy alemán cuando ganamos, pero inmigrante cuando perdemos", dijo el jugador.
La federación dijo que rechazaba "categóricamente que la DFB esté asociada al racismo", en un comunicado.
- Críticas de la extrema derecha -
Otros periódicos, aunque critican la dureza de la carta de Özil, reconocen que existe un problema de racismo en Alemania, donde la extrema derecha, representada por el partido Alternativa por Alemania (AfD), vive un auge sin precedentes desde 1945.
El periódico de Berlín Tagesspiegel denuncia por su parte "un ambiente populista en el país", donde la renuncia de Özil abre "una grieta deportiva, política y social".
Y el líder de la comunidad turca Alemania, Gökay Sofuoglu, dijo que la "diversidad" de la selección alemana, que hasta ahora ha sido un "modelo", está amenazada.
Özil, que nunca ocultó su religión musulmana, está en el punto de mira del AfD desde hace dos años. Una líder del partido de extrema derecha, Alice Weidel, dijo este lunes que el centrocampista es "un típico ejemplo del fracaso de la integración de la gente que viene del mundo turco-islámico".
Desde mayo, cuando se reunió con Erdogan, Özil guardó silencio, al contrario que Gündogan, quien pidió perdón.
En su carta del domingo, el jugador del Arsenal asegura que su reunión con el presidente turco no tenía nada de política.
"Como mucha gente, mis raíces van más allá de un país. He crecido en Alemania, pero mi historia familiar tiene sus raíces sólidamente arraigadas en Turquía. Tengo dos corazones, uno alemán y otro turco", escribió.