El representante de Isco Alarcón, centrocampista del Real Madrid, lleva semanas tanteando el mercado de fichajes y su principal objetivo es encontrar un titán europeo en el que el español pueda iniciar una etapa, lejos de la presión y los fantasmas que han fabricado Florentino Pérez, Zinedine Zidane y Cristiano Ronaldo.
Desde que Isco notó que Zidane le puso la cruz, el agente del malagueño comenzó a moverse y desde marzo tuvo contacto con la dirigencia del nuevo campeón inglés, Manchester City. Desde entonces, las negociaciones han avanzado al punto que el español ya tendría dorsal, contrato de galáctico e incluso vivienda para instalarse. Solo sería cuestión de que los dirigentes de ambos clubes se sentaran a negociar.
Este último punto es el más duro cuando se trata de arrancarle un jugador al Real Madrid, ya que por más descartado que esté un jugador nunca será vendido a bajo precio.
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En este sentido, los citizens valoran al jugador en 40 millones de euros (unos 49,5 millones de dólares), pero Florentino ya ha dejado claro que por menos de 80 (99 millones de dólares) ni se plantea abrirle las puertas. El presidente sabe que tiene la sartén por el mango mientras el jugador tenga contrato en vigor. Y lo tiene hasta el 2022.La posición del media punta al presidente en esta parcela ha sido clara: o dejan que haga su camino lejos del Santiago Bernabéu o amenaza con rebelarse y convertirse en el polvorín del vestuario blanco. Ya lo ha hecho otras veces y no le costaría repetirlo. La guerra está servida.
