Los mercados de petróleo estadounidense han experimentado lo que se conoce como “contango”, que se produce cuando el precio futuro cotiza a un precio más elevado que el actual. / DEM

La crisis por la pandemia del COVID-19 generó un nuevo hecho inédito este lunes, luego de que el petróleo en Estados Unidos se derrumbara a niveles históricos y cerrara en negativo en contratos por -$37.63.

Catalogado como “día catastrófico en el mercado petrolero”, el precio del WTI -de referencia para El Salvador- cayó por debajo de cero por primera vez en su historia y terminó en la Bolsa de Nueva York cotizando a -$37.63. Durante la jornada, se vieron caídas constantes hasta llegar a un centavo el barril, para terminar al cierre de la sesión bursátil en negativo.

Mientras que el petróleo estadounidense se desintegraba, el barril de Brent del mar del Norte, referencia europea y cotizado en Londres, se vio menos afectado con una caída de 9 % a $25.57 al cierre de este lunes.

¿Por qué? Esa diferencia se explica porque los inversores y especuladores pagan para encontrar compradores en momentos en que las capacidades de almacenamiento llegan a su límite en Estados Unidos.

Cuando un inversionista compra petróleo en el mercado, en realidad adquiere contratos a futuros. Cuando se vencen, se debe entrega el producto físico pero el operador decidi si acepta o si pasa sus posiciones al contrato siguiente.

 

Sin espacio

Así, para el contrato con vencimiento en mayo del WTI, que expira este martes al cierre del mercado, los inversores tienen dos opciones: vender el petróleo o almacenarlo para venderlo más tarde. Sin embargo, las reservas de crudo en Estados Unidos están cerca del límite tras un fuerte aumento en las últimas semanas, lo cual hace el almacenamiento de oro negro más difícil y caro.

La Agencia de Información sobre Energía (AIE) de Estados Unidos aseguró que las reservas de petróleo subieron en 19.25 millones de barriles la semana pasada en el principal productor y consumidor mundial de oro negro. Se trata del mayor incremento desde que se llevan estas estadísticas.

La consultora Rystad Energy consideró ayer que no queda espacio para más de 21 millones de barriles en la terminal de Cushing (Oklahoma, sur), donde se almacena el crudo referencia del WTI.

Ante esta situación inédita, debido a la caída de la demanda por la pandemia de coronavirus y un mercado con sobreoferta, los barriles para entrega en mayo perdieron todo su valor y los inversores quieren deshacerse de ellos y tienen que pagar para hacerlo.

Para esta especialista, esto significa que “cierres costosos, incluso quiebras, podrían costar menos caro a algunos productores que pagar decenas de millones de dólares para deshacerse de lo que producen”.

Esta situación se traduce por un fenómeno de reporte, con precios que suben a medida que el plazo del contrato es más lejano en el tiempo. Por eso, el contrato de WTI para entrega en julio terminó en $26.28 y el de agosto en $28.5.

 

Seis semanas de bajas

El petróleo comenzó a verse lastrado en el mercado conforme avanzaba el nuevo coronavirus y se desplomaba el consumo mundial. Esto motivó a que, a inicios de marzo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) comenzaran a presionar para reducir la producción y contener así la caída del valor, pero esta negociación no avanzó y se generó la llamada “guerra de precios”.

Los precios continuaron en pique durante todo marzo, llegando a mínimo de 2002. Se recuperó el 2 de abril pasado luego que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, indicara que tenía “esperanzas” de un acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita. Se logró un consenso, pero no fue suficiente para contener el mercado deteriorado mientras se agotaba la capacidad de los inversionistas estadounidenses para almacenar.

 

Sin impacto para el país

Por su parte, Sergio Recinos, expresidente de la Asociación de Distribuidores de Estaciones de Servicio (Adepetro), explicó que esta situación afectará en primera instancia a los países que dependen de la producción y exportación, como Arabia Saudita, Rusia o Venezuela.

No podría aún considerarse una baja en los valores de los combustibles que se comercializan en El Salvador, pues las variaciones que entran en vigencia este martes 21 de abril corresponden a las cotizaciones de las últimas dos semanas. Si la tendencia se mantiene, los efectos se observarían en dentro de 15 días pero, mientras tanto, el mercado podría reaccionar para recuperarse.