La sequía que padecen varios países de Centroamérica ha producido pérdidas cuantiosas en cultivos que afectan a más de dos millones de personas, advirtieron este jueves la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
De acuerdo a estas dos agencias de las Naciones Unidas, durante junio y julio se registraron precipitaciones inferiores a la media, lo que ha afectado a los cultivos de la región.
“El maíz y los frijoles, los principales alimentos básicos, han sido los cultivos más afectados por la sequía, según los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras, que han reportado pérdidas de 281,000 hectáreas de estos cultivos”, señalan la FAO y el PMA en un comunicado conjunto difundido ayer.
De esos rubros, añade la nota, “depende la seguridad alimentaria y nutrición de 2.1 millones de personas”.
Los precios de estos productos subirán para toda la población, mientras que los agricultores de subsistencia no podrán “consumir ni almacenar suficientes alimentos en los próximos meses”, añadieron.
“Justo cuando las comunidades rurales se recuperaban de la sequía de 2014 y del fenómeno de El Niño de 2015, los más fuertes registrados en la historia reciente, un nuevo evento climático vuelve a golpear a los más vulnerables”, dijo Miguel Barreto, director regional del PMA para América y el Caribe.
“Hemos trabajado junto a los gobiernos y comunidades rurales del Corredor Seco para que se hagan resilientes a las variaciones climáticas extremas, pero necesitamos redoblar esfuerzos y llegar a más comunidades”, añadió.
El Gobierno de Honduras declaró este mes la emergencia en el Corredor Seco, en donde se estima que 82 % de los cultivos de maíz y frijol se han perdido, mientras que el Gobierno de El Salvador declaró la alerta roja en julio.
La situación, advierten FAO y PMA, podría empeorar a finales de año, cuando se espera la posible llegada del fenómeno de El Niño.
“Es urgente mejorar la resiliencia climática de los habitantes de Centroamérica”, dijo el representante regional de la FAO, Julio Berdegué. “Nos preocupa especialmente el efecto de esta nueva sequía sobre la migración, en un contexto internacional que restringe el movimiento de miles de personas que, en sus localidades, tendrán una gran dificultad para asegurar el sustento de sus familias”, añadió.