Mientras usted lee esta noticia, al menos 336,300 salvadoreños estarán pensando en que no tienen qué comer este día, ni mañana y posiblemente durante la semana.
Este dato surge de una evaluación rápida del Programa Mundial de Alimentos (PMA) tras el paso de la Tormenta Tropical Amanda, que dejó daños y pérdidas millonarias en infraestructura y cultivos agrícolas, así como el fallecimiento de una treintena de personas y miles de albergados al perder sus viviendas o sufrir inundaciones. Este fenómeno climático también deja a 336,300 salvadoreños en inseguridad alimentaria severa de las zonas más afectadas por las lluvias, es decir, que no tendrían medios o recursos para conseguir sus alimentos, advierte la institución.
La agencia de Naciones Unidas reportaba en marzo pasado que 126,000 familias salvadoreñas se encontraban en situación de inseguridad alimentaria moderada y severa, antes de la profundización de la pandemia del nuevo coronavirus.
La inseguridad alimentaria incluye aspectos como si las familias reducen el consumo de alimentos, en cuando a menos porciones, pasan de tres a dos tiempos de comida o la variedad de la dieta se centra en productos básicos como frijoles y tortillas.
También abarca el monto destinado para conseguir los alimentos, en algunos casos hay hogares salvadoreños que asignan hasta el 80 % de sus ingresos, e incluso se considera si las personas se ven obligadas a vender sus recursos -como animales y herramientas- para comprar alimentos.
Tras el paso de la tormenta Amanda, del 30 de mayo al 6 de junio, el PMA reporta que el fenómeno climático afectó de manera dramática la seguridad alimentaria de 340,000 personas y 336,300 salvadoreños (el 98 %) han quedado en el umbral de severidad.
Del total, unos 153,500 salvadoreños se encuentran en la primera línea y “requieren asistencia ya, inmediatamente”, advirtió Andrew Stanhope, representante del PMA en El Salvador.
La agencia calcula que necesita $8 millones para brindar asistencia alimentaria por dos meses a este grupo en extrema emergencia, de los cuales ya tiene $3 millones con fondos internos y busca los restantes $5 millones con la cooperación internacional de Estados Unidos y la Unión Europea.
“Hay que enfocar grupos vulnerables, niños pequeños, adultos mayores. Lo más urgente es resguardar la vida (…) Si no logramos responder inmediatamente a las personas afectadas por Amanda y seguir apoyando a las familias afectas por Covid-19 se podría llegar a una situación más compleja más adelante”, advirtió Stanhope.
La primera respuesta ante esta emergencia del PMA es la distribución de alimentos a 5,500 personas en 73 albergues ubicados en San Salvador, Sonsonate y La Libertad. “Pero tenemos que llegar a las familias a nivel rural” que han perdido sus medios de vida, sumó el vocero de la institución, donde se debe apoyar con asistencia, insumos agrícolas para resembrar, y requerimientos de agua y saneamiento.