Los agricultores del Corredor Seco de Centroamérica se enfrentan, un año más, a los efectos adversos del cambio climático que ha diezmado los cultivos de maíz y frijol en esta región, provocando que más de 2 millones de personas en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua se hayan visto afectadas, y 1,4 millones necesiten ayuda urgente.
Ante esta situación, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha pedido ayuda a la comunidad internacional para apoyar a los campesinos de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Según esta organización, más del 25 por ciento de los hogares no tienen ingresos suficientes para cubrir el coste de ciertos productos básicos, mientras que el 8 por ciento ha indicado que se han visto obligados a migrar.
Más del 80 por ciento de estas familias han tenido que dejar atrás sus vidas y vender sus herramientas agrícolas y animales, dejar de hacer comidas y alimentarse con productos menos nutritivos para hacer frente a su inseguridad alimentaria.
"Debido a la situación en la que no podíamos crecer lo suficiente, la tierra no cedía tanto como antes, así que eso me obligó a emigrar a Estados Unidos. Si continúa como está hoy, tendré que irme otra vez porque no hay trabajo aquí, uno no puede sobrevivir en El Salvador", ha asegurado José Cirilo, un agricultor de la zona.
Sin embargo, el PMA considera que la migración no es una solución, sino que se debe invertir en los sistemas de seguridad alimentaria a largo plazo para apoyar a los agricultores.
"Se necesitan casi cinco años para recuperarse económicamente cuando una persona migra. Por lo tanto, la solución es trabajar todos juntos en sistemas de seguridad alimentaria a largo plazo que promuevan que estos agricultores puedan ser resistentes y participar en los mercados", ha señalado el director regional del PMA, Miguel Barreto.
Por esta razón, el organismo tiene planeado dotar de asistencia alimentaria a las más de 700.000 personas que viven en el Corredor Seco. En lo que va del año se ha asistido a más de 160,000 personas vulnerables, según ha informado la propia organización. El trabajo del programa se centra en satisfacer sus necesidades inmediatas y en enseñarles a adaptarse al cambio climático.
"Esto incluye la producción de diferentes frutas y verduras y el darles acceso a los mercados. Hemos visto que la inversión en estas actividades de resiliencia les ha dado la capacidad de enfrentar la tormenta de las sequías continuas", ha indicado Andrew Stanhope, director del PMA en El Salvador.
Los agricultores del Corredor Seco de Centroamérica se enfrentan, un año más, a los efectos adversos del cambio climático que ha diezmado los cultivos de maíz y frijol en esta región, provocando que más de 2 millones de personas en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua se hayan visto afectadas, y 1,4 millones necesiten ayuda urgente.
Ante esta situación, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha pedido ayuda a la comunidad internacional para apoyar a los campesinos de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Según esta organización, más del 25 por ciento de los hogares no tienen ingresos suficientes para cubrir el coste de ciertos productos básicos, mientras que el 8 por ciento ha indicado que se han visto obligados a migrar.
Más del 80 por ciento de estas familias han tenido que dejar atrás sus vidas y vender sus herramientas agrícolas y animales, dejar de hacer comidas y alimentarse con productos menos nutritivos para hacer frente a su inseguridad alimentaria.
"Debido a la situación en la que no podíamos crecer lo suficiente, la tierra no cedía tanto como antes, así que eso me obligó a emigrar a Estados Unidos. Si continúa como está hoy, tendré que irme otra vez porque no hay trabajo aquí, uno no puede sobrevivir en El Salvador", ha asegurado José Cirilo, un agricultor de la zona.
Sin embargo, el PMA considera que la migración no es una solución, sino que se debe invertir en los sistemas de seguridad alimentaria a largo plazo para apoyar a los agricultores.
"Se necesitan casi cinco años para recuperarse económicamente cuando una persona migra. Por lo tanto, la solución es trabajar todos juntos en sistemas de seguridad alimentaria a largo plazo que promuevan que estos agricultores puedan ser resistentes y participar en los mercados", ha señalado el director regional del PMA, Miguel Barreto.
Por esta razón, el organismo tiene planeado dotar de asistencia alimentaria a las más de 700.000 personas que viven en el Corredor Seco. En lo que va del año se ha asistido a más de 160.000 personas vulnerables, según ha informado la propia organización. El trabajo del programa se centra en satisfacer sus necesidades inmediatas y en enseñarles a adaptarse al cambio climático.
"Esto incluye la producción de diferentes frutas y verduras y el darles acceso a los mercados. Hemos visto que la inversión en estas actividades de resiliencia les ha dado la capacidad de enfrentar la tormenta de las sequías continuas", ha indicado Andrew Stanhope, director del PMA en El Salvador.