La investigación identificó ocho tipos de cultivos alternativos que podría sembrarse en las regiones cafetaleras que reduzcan su capacidad de producción a partir de 2020 por el cambio climático. En las zonas que se pierda mucha aptitud –capacidad del suelo para permitir el crecimiento y desarrollo del cafeto- la planta de maicillo gana un 84 % de posibilidades para su cultivo, seguido del mango con un 68 % y el aguacate con 52 %.
Mientras tanto, en las zonas que se pierda poca aptitud se podría sembrar chile, maíz y frijol. Del lado de los frutales, naranja y aguacate.
La diversificación de los cultivos también podría mitigar los efectos del cambio de temperatura y lluvia. Por ejemplo, el aguacate serviría de sombra para las plantas de café y tiene demanda en el mercado, lo cual generaría mejores ingresos para los caficultores salvadoreños, indica el estudio.
Con el cambio climático no hay vuelta atrás y se debe garantizar los alimentos de la población, aseguró Sergio Gil Fagioli, uno de los especialistas que participó en la elaboración del estudio. Para el experto, no se debe descuidar la calidad del café para priorizar plantas resistentes, ya que tanto el mercado nacional como externo demandan excelencia de taza.
Recordó que el café salvadoreño compite con los países vecinos de Centroamérica y grandes productores internacionales, además de enfrentarse a enfermedades del cultivo, como la roya, que se propagan con el cambio climático.
“El área más vulnerable es la parte de abajo. En algunas medias y alturas, si nosotros empezamos a trabajar y a incorporar un poco más de tecnología y conocimiento, podemos continuar. No estamos haciendo nada de eso en mi opinión”, indicó.
El técnico explicó que el 40 % del parque cafetalero actual se ubica en la parte baja y es la zona donde más estragos ocasionaría las variaciones del clima. A inicios de 2017, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) indicó que en los últimos cinco años la participación del sector café en el Producto Interno Bruto agropecuario sufrió una caída del 23 % como consecuencia del cambio climático y el fenómeno El Niño.