Según el presidente del BCR, Óscar Cabrera, la economía salvadoreña crecería una décima más de lo previsto por la institución, impulsada principalmente por el aumento del consumo en los hogares, el impulso fiscal a través de la inversión y consumo público, así como la evolución de la demanda externa.
“Hemos tomado la decisión, dadas las condiciones de mayor crecimiento de la economía de los Estados Unidos, y de mayor crecimiento de la región centroamericana, de subir una décima (la previsión) de este año”, aseguró.
La predicción se ajustaría, además, debido al crecimiento de los mayores socios comerciales de El Salvador: la tasa de crecimiento esperada por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), pasó hace tres días de un 2.8 % a un 3.1 %; mientras que el crecimiento en Centroamérica será de 3.9 %.
Cada trimestre el BCR presenta un balance de la economía, y ayer, informó que el PIB creció un 2.5 % entre abril y junio pasado, 1.5 puntos por arriba del 1 % reportado en el mismo período de 2017; y un punto mayor al 1 % del segundo trimestre de 2016.
Aunque la tasa de crecimiento durante el primer trimestre fue de 3.1 %, menor al 3.4 % previsto por el BCR en marzo; entre enero y junio de este año el PIB se incrementó en un 2.8 %, es decir, 0.9 % más que durante el mismo período en 2017.
Según Cabrera, el buen desempeño de los primeros seis meses de 2018, permitió actualizar la previsión de cierre de este año y de 2019, con una variación de 2 décimas, pasando de 2.4 % a 2.6 %.
Esta es la proyección más elevada realizada hasta la fecha sobre el comportamiento de la economía salvadoreña para este año, por arriba de los 2.4 % vaticinados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Fitch Ratings; y superior al 2.3 % que proyectan tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial.
Comportamiento económico
El informe económico del BCR se centró en el comportamiento del PIB por el componente del gasto, uno de los tres enfoques que incorpora el Sistema de Cuentas Nacionales (SCNES) adoptado en marzo pasado, que toma como base el año 2005 para calcular el desempeño de la economía, y el 2014 como año de referencia.
Con esta metodología, el PIB puede medirse por el enfoque de producción, ingresos y gasto. Este último, responde a qué se destinan los recursos de la economía, basándose en la evolución de los mercados, el comercio, y la exportación.
Durante el segundo trimestre se registró una expansión del consumo de los hogares en 5.2 %, un alza en la inversión y consumo público en 2.7 %; y un aumento en las exportaciones de 1.4 %.
En cuanto a la formación bruta de capital fijo, es decir, la inversión privada y pública registrada entre abril y junio, la tasa de variación anual de Índice de Volumen Encadenado ajustado estacionalmente, indica un crecimiento de apenas 0.1 %; mientras las importaciones crecieron en 6 %.
Remesas y exportación equilibraron balanza
Déficit comercial
La cuenta de bienes, que mide la evolución del déficit comercial (diferencia entre importaciones y exportaciones), inclina la balanza negativamente en $2,700 millones para el país.
Utilidades
El ingreso primario, que representa el rendimiento de las instituciones en sus activos financieros, ascendió a $777 millones en el segundo trimestre. De éstos, $542 egresaron por envío de utilidades al exterior.
Remesas
El ingreso secundario, por su parte, logró un superávit durante el segundo trimestre, impulsado por las remesas familiares recibidas, que sumaron $3,604.1 millones hasta agosto de este año.
Servicios
La cuenta de servicios también mostró un superávit este período. Las exportaciones de servicios BPO (call center y transmisión de datos), así como los servicios aeronáuticos, sumaron $415 millones.