Después del ramo de Educación, el pago al servicio de la deuda será el segundo gasto más importante para el Gobierno en 2022, compromisos que absorberán hasta el 18 % del presupuesto general de la nación.
El anteproyecto del presupuesto para 2022, presentado por el Ministerio de Hacienda el 30 de septiembre pasado, contempla una asignación de $1,430.6 millones para el servicio de la deuda. Estos compromisos incluyen intereses, rescates y comisiones originadas por préstamos pendientes de pago.
Los recursos asignados para los compromisos de deuda representan el 18 % del presupuesto global, presentado por Hacienda en $7,967.7 millones. Esta asignación es además el segundo gasto más alto para 2022 y solo superado por el ramo de Educación que tiene $1,470.5 millones presupuestados para el próximo año.
Del total presupuestado, el Ministerio de Hacienda prevé que los pagos de intereses y comisiones de títulos valores y empréstitos representen $918.4 millones en 2022, mientras que las amortizaciones llegarán a $512.14 millones.
Crecimiento y presión fiscal.
Según el anteproyecto, el servicio de la deuda para el próximo año aumentará hasta 23.1 % frente a los $1,161 millones aprobados en el presupuesto para 2021, equivalente a $269 millones adicionales.
Sin embargo, Hacienda estima que estos compromisos representen una cifra menor a la presupuestada para este año y lleguen a $1,140. Así, el aumento del servicio de la deuda para 2022 sería del 25 %, unos $290.5 millones adicionales.
“Esto es el reflejo de la situación fiscal crítica que tiene el país”, destacó Ricardo Castaneda, economista sénior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), quien señaló que mientras el servicio de la deuda mantenga una tendencia al alza se reducirá el presupuesto para otras áreas, como Salud.
“No solo es cuánto representa la deuda como porcentaje del PIB si no cómo se ha obtenido”, dijo refiriéndose a que el incremento se debe principalmente porque el Gobierno ha adquirido deuda a altas tasas de intereses como los $1,000 millones en bonos colocados en 2020 a un cupón de 9.5 % o las Letras del Tesoro (Letes) a más de 7.5 %.
“La deuda es una cristalización de los déficits fiscales que se han tenido en años anteriores”, matizó Rommel Rodríguez, economista de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE). Para el experto, financiar con créditos “no es malo” si no que “es de ver si estos préstamos serán redituables para la economía y habrá mejora de la capacidad productiva”.
Sin embargo, sumó, en El Salvador se utilizan para solventar problemas de liquidez del Gobierno.
El crecimiento que tiene el servicio de la deuda implica que, mientras no se amplíen los ingresos, se va a seguir recortando a otros temas”.
Ricardo Castaneda
Economista del Icefi
En la medida que la estrategia sea endeudarse, que no es malo, habrá una mayor proporción del presupuesto que se orientarán al servicio de la deuda”.
Rommel Rodríguez
Economista de Funde
¿Gasto subestimado?
“Da la impresión que está subestimado esa cifra (intereses)”, advirtió Rodríguez, porque las amortizaciones de intereses y capital “son muy similares” a lo pago a la fecha, pero en los últimos años se “ha tenido un incremento abrupto de la deuda”.
El Banco Central de Reserva (BCR) reporta que a agosto pasado, último dato disponible, solo el pago de intereses representó $1,022.33 millones, la mayor cifra registrada desde 1990 y que equivale a un aumento interanual de $183.74 millones, un 21.9 % contra los $838.59 millones reportados en el mismo período de 2020.
En 1990, el pago de intereses representaba $81.40 millones y en los siguientes años mantuvo una tendencia de alza, con mayor impulso desde 2007. En 2020, este compromiso representó $1,081.36 millones.