El riesgo país de El Salvador cerró el 2021 con su peor desempeño de los últimos 14 años y se aproxima a los 15 puntos, en un mercado que mira con mayor recelo la capacidad de pago del Gobierno central.
El riesgo país es medido por el Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en inglés), elaborado desde 1990 por J.P. Morgan Chase. En el caso de El Salvador, los datos están disponibles desde octubre de 2007 cuando el EMBI era de apenas 1.69.
Dicho indicador comenzó a subir a mediados de 2021 tras una serie de eventos que estremecieron a los mercados como la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional y al fiscal general, además de la aprobación de la Ley Bitcoin.
El alza se aceleró en septiembre, cuando entró en vigencia la adopción de la criptomoneda, y llegó a niveles no vistos ni durante el confinamiento de 2020.
En los siguientes meses siguió escalando y cerró el 2021 en su valor más alto desde 2007, hace 14 años, al llegar a 14.91 puntos el 31 de diciembre. Si se compara contra el 7.32 que tenía en la misma fecha de 2020, significa que el riesgo país se duplicó en el último año.
¿Qué mide?
El EMBI es uno de los principales indicadores para los inversionistas pues está basado en el comportamiento de la deuda externa emitida por cada país. Si es bajo, significa que el mercado interpreta que hay estabilidad y el soberano honrará sus obligaciones, pero sube cuando hay incertidumbre sobre la capacidad de pago.
Básicamente calcula la diferencia (conocida como spread) que tendría que pagar un gobierno o empresa domiciliada en una economía emergente -como El Salvador- frente a los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, considerados libres de riesgo y que oscilan entre el 1.4 % y 1.5 %.
La tasa del Bono del Tesoro más el EMBI de cada país es el interés mínimo que un tenedor exigiría para invertir. Así, si El Salvador decidiera emitir deuda al mercado internacional, tendría que ofrecer un cupón arriba del 16.4 %.
¿Por qué preocupa?
El Salvador tiene que honrar en enero de 2023 el vencimiento de $800 millones, pero debido a las restringidas finanzas públicas el Gobierno no puede asumir con los ingresos corrientes y debe recurrir a emitir nueva deuda en el mercado internacional.
Bloomberg destacó la semana pasada que los bonos de El Salvador registraron el “peor rendimiento del mundo” en 2021 por la caída en la percepción de pago del Gobierno. |
Con inversionistas que miran con alto riesgo a El Salvador es poco probable que el Ejecutivo pueda obtener los recursos para cumplir ese vencimiento. La restricción en el apetito del mercado se eleva “por la falta de claridad” del Gobierno de alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como la tensión en las relaciones con Estados Unidos, explicó el economista Luis Membreño.
“Todo parece indicar que la prioridad del Gobierno es el bitcoin y no pagar los bonos como está estipulado, y eso ha generado desconfianza en el mercado”, manifestó.
Para el economista Rommel Rodríguez, de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), el incremento responde a la falta de predictibilidad en la política fiscal en cuanto a la emisión de un bono de $1,000 millones en bitcoin “que en materia fiscal y monetaria no tiene un respaldo fuerte”.
“Es un experimento, introduce ruido, y genera mayores preocupaciones para los inversionistas”, señaló.