El Salvador requiere un crecimiento económico anual de hasta un 1 % para absorber la mano de obra migrante que regresaría o desista de emprender la ruta hacia otro país, con mayor preferencia a Estados Unidos, indica un estudio que investigó los retos que tiene la región centroamericana para lograr un desarrollo sostenible.

El informe fue elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS), el brazo investigativo de INCAE Business School.

En esta investigación se destaca que, por el endureciendo de las políticas migratorias en Estados Unidos, se estima que durante los próximos dos años podrían retornar de manera voluntaria unos 200,000 migrantes a los países del Triángulo Norte de Centroamérica, región que comprende Guatemala, El Salvador y Honduras.

El informe indica que, de ese retorno voluntario, El Salvador sería el país que más migrantes recibiría, unos 79,446, mientras que a Guatemala podrían regresar 58,841 y 55,603 para Honduras.

La llegada de esta mano de obra representará “un impacto potencial sobre el mercado laboral”, así como en la demanda de bienes públicos y recaudación tributaria.

El reto se incrementa con la llegada de las personas que disuadan, es decir, aquellas que no logran ingresar al destino final o que al llegar no encuentren un empleo bien remunerado. Se estima que de 300,000 personas del Triángulo Norte que emprenden el proceso de migrar a Estados Unidos, unas 56,000 desisten y al regresar a sus países de origen se anexan a la población económicamente activa (PEA).

La PEA es la población en edad de trabajar que está ocupada o está buscando un trabajo. Según detalla el informe, se espera que esta incremente del 6 % al 8 %, debido a la llegada de los migrantes que disuadan, en los próximos cuatro años, entre los jóvenes de 15 a 29 años de edad.

 

¿Cuánto se requiere?

Con base a los escenarios de los retornados y el efecto disuasorio, los países del Triángulo Norte “necesitarían crecer entre 0.2 % y 1 % más por año para generar los empleos requeridos para absorber las entradas de migrantes que regresan y los ciudadanos, especialmente los jóvenes, que decidirían no migrar”, indica el informe.

Los escenarios elaborados varían por país, así pues para Honduras se calcula que es necesario un crecimiento económico de hasta seis décimas adicionales y para Guatemala se requiere 0.2 %. El mayor reto recae en El Salvador entre un 0.9 % y un 1 % adicional.

Los datos oficiales del Banco Central de Reserva (BCR) indican que el Producto Interno Bruto (PIB), que mide la producción de bienes y servicios de un país, se mantiene por abajo del 3 % desde 2012 e incluso vaticina que para 2019 llegue a 2.4 %, no el 2.6 % anunciado a inicios del año, como consecuencia a la caída de las exportaciones y a la desaceleración de la remesas.

Si se toma de referencia los escenarios del informe, El Salvador necesitaría un crecimiento económico de hasta un 3.6 % para lograr absorber la manos de obra migrante. El regreso de esta masa laboral también significa “un impacto positivo”, destaca el estudio, pues la mayoría está en su edad laboral o trae ahorros para emprender sus propios negocios.