Alejandra Sura se caracteriza por trabajar productos con la cerámica y Sandra Leiva es una artistas que posee habilidades con la pintura y el dibujo; ambas esperan aplicar sus conocimientos con el encuadernado artesanal. / Juan Carlos Villafranco


Alejandra Sura y Sandra Leiva no se desanimaron cuando no encontraron empleo en artes plásticas. Al contrario, se reinventaron y ahora las dos emprendedoras lideran su propio negocio denominado “Diente de Chucho”, dedicado a la fabricación de libretas y encuadernación artesanal.

Leiva y Sura se conocieron cuando eran estudiantes de la Universidad de El Salvador (UES). Leiva posee experiencia en el departamento de conservación de la Biblioteca Nacional, mientras que Sura se ha dedicado a comercializar accesorios de cerámica.

Luego de graduarse como licenciadas en Artes Plásticas, Sura enfocada en la cerámica y Leiva en la pintura y el dibujo, se percataron de una reducida oferta laboral. Fue así como en octubre del 2018, decidieron impulsar un negocio enfocado en fabricar libretas que denominaron “Diente de Chucho”, en alusión al tipo de amarrado al momento de encuadernar que se conoce “como diente de perro”.

 

Una luz

La idea surgió a mediados de 2018, luego de que ambas artistas tomaron un curso relacionado con la encuadernación en la Casa de la Cultura, en el Centro de San Salvador, en donde Mauricio Roque fue su mentor y maestro para encontrar en esta técnica artesanal “una luz ante el desempleo”.

Decididas a progresar, estas jóvenes se armaron con materiales y productos, fabricaron sus propias herramientas, y decidieron aventurarse en el mundo de los “mercaditos artesanales” para diciembre de 2018.

Diente de Chucho produce 15 libretas semanales; hechas de cero, ya sea en blanco o rayadas, en diferentes tamaños y hasta servicio de encuadernado artesanal. / Juan Carlos Villafranco


Diente de Chucho utilizó desde un inicio las redes sociales como su estrategia para llegar hasta los amantes de la lectura que gustan de preservar la longevidad de sus libros, así como a aquellas personas o empresas que prefieren productos hechos artesanalmente. Aunque existía una aceptación de productos, Leiva y Sura se dieron cuenta que el negocio no estaba generando los ingresos necesarios.

La falta de una planificación en el valúo de sus productos, así como la anticipada renta de un local, les llevó a cambiar estrategias de venta y de administración. Decidieron continuar con el negocio desde casa y, aunque es en un espacio más pequeño, Leiva indicó que este fue el acoplamiento que necesitaron para comenzar a “generar ingresos” que las llevó poco a poco “a la independencia económica”.

Diente de Chucho se caracteriza por la reutilización de telas en el encuadernado de libretas, pero a partir de septiembre del año pasado, debido a un aumento de pedidos, se tomó la decisión de utilizar tela pintada con añil. Esto generó no solo un agregado en sus ingresos, sino además una fuente de empleo para la proveedora del material.

Unos 17 meses después de aquella idea, luego de muchos “no” y a través de diversas alianzas empresariales, estas dos salvadoreñas lograron expandir sus ventas a entidades más grandes y turistas extranjeros. El sueño es realizar el refilado de libretas, un servicio que subcontratan actualmente, así como impulsar técnicas de pintura, dibujo y cerámica en próximos productos. También quieren generar talleres para nuevas fuentes de empleo para mujeres.

Lo más difícil, aceptan, no se centra en los callos de sus manos o en las heridas de sus dedos, sino “en todas aquellas puertas que se cerraron”. Luego de más de un año, tanto Sura como Leiva, manifestaron que todo lo que lograron hasta la fecha no hubiera sido posible “sin el apoyo de la una sobre la otra”.