El Gobierno de El Salvador lanzó una convocatoria abierta a científicos y expertos en tecnología, para participar en el diseño, construcción y puesta en órbita del "Satélite Cuscatlán", el primero de su tipo hecho y lanzado al espacio por salvadoreños.

El anuncio fue hecho ayer por el subsecretario de Innovación de la Presidencia, Fabrizio Mena; y replicado por el presidente de la República, Nayib Bukele.
Queremos que El Salvador logre cosas grandes y eso solo lo haremos trabajando unidos. Abrimos la convocatoria para todos los científicos nacionales y aquellos que nos quieran apoyar para hacer y poner en órbita el Primer Satélite Salvadoreño, “El Satélite Cuscatlán". Fabrizio Mena, subsecretario de Innovación de Casa Presidencial.

Mena informó que quienes deseen inscribirlo podrán hacerlo a través del enlace https://bit.ly/SateliteCuscatlan.

La convocatoria estará abierta durante casi dos semanas, hasta el próximo domingo 12 de octubre. "Posteriormente nos comunicaremos con los registrados para informar cuales serán los pasos siguientes", indicó el funcionario.

Satélites en la región.


Hasta el momento, únicamente dos países centroamericanos han logrado diseñar y hacer funcionar un satélite en el espacio: Costa Rica y Guatemala, según recoge el antropólogo y divulgador científico salvadoreño, Jorge Colorado.

La experiencia más cercana es el Quetzal-1, un proyecto de la Universidad del Valle de Guatemala que sufrió varias pausas durante el proceso de construcción debido al costo, pero salió avante con el apoyo de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio, la Universidad de Colorado, la Universidad de Chile, el TEC de Costa Rica y la Universidad de Würzburn.

Este satélite, que costó más de $260 mil, viajó a la Estación Espacial Internacional en marzo de 2020, a bordo de la misión CRS-20 de la empresa Space X, y fue puesto en órbita terrestre desde abril de 2020.

Su misión, según Colorado, fue "probar un sensor multiespectral para estudiar la calidad de los cuerpos de agua de la Tierra", especialmente en los lagos guatemaltecos. El artefacto mide a penas unos 10 centímetros por cada lado.
Más allá del sensor, lo importante es que diseñarlo, construirlo, controlarlo desde tierra y comenzar a realizar investigación científica les ha dado a los guatemaltecos una experiencia aeroespacial que no se puede adquirir cuando solo se depende del conocimiento de otros países". Jorge Colorado, antropólogo salvadoreño.