ExxonMobil registró una pérdida neta de $1,100 millones. Esta es la segunda vez desde la fusión de Exxon y Mobil en 1999 que la compañía, ya en números rojos en el primer trimestre, pierde dinero.
La empresa vio disminuir su producción 7 % durante el período, equivalente a 3.6 millones de barriles de petróleo por día, y sus ventas se redujeron a más de la mitad, a $32,610 millones.
El grupo ha iniciado medidas drásticas de reducción de costos.
Por su parte, Chevron, que ha sido lastrada por cargas vinculadas a la caída de los precios del petróleo y a sus operaciones en Venezuela, reportó el viernes una pérdida neta de $8,300 millones en el segundo trimestre.
La medidas impuestas en la primavera boreal en un intento de detener la propagación del covid-19 han restringido drásticamente los viajes en avión y en autos y han cerrado temporalmente muchas plantas que utilizan plásticos, por ejemplo.
Mientras que la oferta de oro negro en el mercado mundial seguía siendo abundante, la demanda de energía se derrumbó, causando la caída temporal del precio del barril.
"Los últimos meses han presentado desafíos únicos", dijo el presidente de Chevron, Michael Wirth, en un comunicado.
"El impacto económico de la respuesta a la COVID-19 ha reducido considerablemente la demanda de nuestros productos y ha hecho bajar los precios de las materias primas. Dadas las incertidumbres asociadas con la recuperación económica y la abundante oferta de petróleo y gas, hemos revisado a la baja nuestras perspectivas sobre los precios de las materias primas, lo que se traduce en depreciaciones de activos y otras cargas", explicó.
El grupo registró así en sus cuentas una carga de $1,800 millones relacionada con la caída de los precios del crudo.
Golpeado fuertemente por las medidas de restricción de viajes para frenar la pandemia, el precio del barril de WTI que se cotiza en Nueva York llegó a caer a $37 en abril, para posteriormente recuperarse.
Pero se mantiene en niveles que muchos observadores consideran demasiado bajos para su rentabilidad.
Chevron también registró una carga de depreciación de 2.600 millones de dólares por sus activos en Venezuela debido a "incertidumbres sobre el entorno actual" para sus operaciones en ese país, así como una carga de 437 millones de dólares por efectos cambiarios y otra de 780 millones relacionada con la salida de empleados.
Excluyendo elementos excepcionales, el grupo registró una pérdida de $3,000 millones.
Ajustada por acción, la pérdida es de $1.59, mientras los analistas pronosticaban 93 centavos.
Sus ingresos durante el período se desplomaron 56 %, a $15,900 millones, significativamente menos de lo esperado por los analistas, que pronosticaban $21.900 millones.