La ira de Angelides se dirige al ex secretario del Tesoro de EE.UU., al principal directivo de Citigroup, a ejecutivos de la centenaria firma de inversiones Merril Lynch y a los del gigante mundial de seguros AIG. Todos ellos, según una comisión que indagó a fondo la crisis de 2008 y que presidió Angelides, debieron haber sido investigados.
Hubo evidencias que sugieren que engañaron a inversores al exponerlos a inversiones tóxicas que estuvieron en el centro del desastre de Wall Street. “Nadie que incurrió en esa conducta, que condonó esa conducta, que supervisó esa conducta, fue perseguido penal o civilmente”, dijo Angelides a la AFP.
Después de 10 años y cientos de miles de millones en multas a bancos, quizás el mayor legado de la crisis es que nadie fue juzgado o enviado a la cárcel. Fue como si los bancos “hubieran incurrido en masivas fechorías pero sin que aparentemente ningún banquero estuviera involucrado”, dijo. “Creo que no hay dudas de que la falta de responsabilidades por la crisis financiera ha corroído la política del país”, afirmó.
Un informe de 2016 del diario The Wall Street Journal, señaló que de 156 casos penales y civiles iniciados tras la crisis contra 10 de los mayores bancos de Wall Street, solo en el 19% se identificó a responsables y de ellos apenas uno en 47 era miembro de la dirección.
Los investigadores identificaron al ex secretario del tesoro Robert Rubin, que durante 10 años fue ejecutivo de Citigroup, actuando brevemente como presidente en funciones. Pero un representante de Rubin dijo a la AFP que nadie del departamento de Justicia lo contactó. “Rubin se comportó apropiadamente siempre. Cualquier señalamiento en contrario es falso”, dijo el vocero. Los ex altos ejecutivos de AIG, Martin Sullivan y Steven Bensinger, así como los de Merrill Lynch, Stanley O’Neal y Jeffrey Edwards, no respondieron a pedidos de comentarios.
Crisis minó la confianza
Angelides dijo que se encontraron “claras evidencias” sobre funcionarios identificados en millones de páginas de documentos y cientos de entrevistas. Pero la comisión no tomó posición sobre si realmente esas personas eran culpables.
“El departamento de Justicia investigó y los halló responsables de fraude financiero”, dijo un vocero en una declaración.
Encuestadores dicen que el desastre de 2008, el rescate de entidades y la falta de juicios contra responsables erosionaron la confianza en el gobierno y dejaron a los votantes polarizados y furiosos. Washington movilizó billones de dólares para salvar a cada sector que generó la crisis. Pero fuera de Wall Street, el resto de Estados Unidos sufrió dramáticas penurias.
Los suicidios se dispararon mientras deudores perdían sus casas en todo el país. Unos 10 millones de estadounidenses quedaron sin trabajo.
En las recientes campañas electorales, candidatos de derecha e izquierda se acusaban mutuamente de vínculos con bancos de inversión, especialmente con Goldman Sachs. A menudo con lenguaje racista y xenófobo, el presidente Donald Trump capitalizó electoralmente en la campaña de 2016 esa furia con promesas de alejar del poder a las élites del partido Demócrata y de recuperar empleos.
“La opinión pública estadounidense simplemente no confía en absoluto en la clase dirigente”, dijo Chris Jackson, de la encuestadora Ipsos.