Más de 20,000 productores del corredor seco de El Salvador aprenden sobre prácticas de cultivo para enfrentarse al cambio climático. /FAO


Más de 20,000 productores salvadoreños en 46 municipios del corredor seco se forman en las escuelas de campo creadas en el marco del proyecto de resiliencia climática en los agroecosistemas de El Salvador (Reclima).

Las escuelas de campo de Reclima son un espacio de formación de promotores comunitarios, quienes después comparten sus conocimientos con productores sobre conservación del suelo y agua, incorporación de rastrojos, labranza mínima, cultivos de cobertura, retención de humedad y otras prácticas que les permitan enfrentarse al cambio climático.

A la fecha, se han formado a 649 promotores comunitarios de los cuales el 30 % son mujeres y 24 % jóvenes. Estos, a su vez, replican lo aprendido con 20,000 productores familiares, informó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), ejecutora de Reclima.

Este proyecto cuenta con el apoyo de 48 técnicos extensionistas del CENTA, a quienes la FAO también le ha entregado equipos informáticos, motocicletas y pick-up para la ejecución de Reclima. /Cortesía


Los productores formados aprenden además sobre cultivo de variedades resistentes al cambio climático en particular del maíz, frijol y hortalizas que sean capaces de soportar períodos de sequía entre mayo y junio de cada año, cuando suele ocurrir una canícula.

A través de este proyecto se espera llegar a 50,000 productores en 114 municipios del corredor seco, pues están más expuestos a la vulnerabilidad ambiental y socioeconómica debido a la ocurrencia de sequías o eventos extremos durante el invierno.







La agencia de Naciones Unidas indicó que también se han entregado kits de insumos para parcelas demostrativas, además de semillas de variedades tolerantes a drásticas temperaturas.

El Salvador se encuentra en el corredor seco de Centroamérica y es “uno de los países más vulnerables a los riesgos climáticos en el mundo”, indicó la FAO. “Los aumentos proyectados en la variabilidad de la precipitación, la temperatura y la ocurrencia de eventos extremos de lluvia, amenazan la seguridad alimentaria, el agua y los medios de vida de los agricultores familiares que viven en tierras degradadas”, agregó.

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Parte de sus metas es recuperar 17,000 hectáreas de ecosistemas degradados y aumentar la resiliencia en los sistemas productivos de 56,000 hectáreas.

Este proyecto contempla una inversión de $127 millones, de los cuales $35.8 millones corresponde a financiamiento del Fondo Verde del Clima (GCF, por sus siglas en inglés) más el aporte en especies y asesorías del Gobierno salvadoreño y el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (Fiaes) valoradas en $91.8 millones.