Unos 33,609 jóvenes salvadoreños perdieron su empleo entre enero y mayo pasado, un reflejo del impacto de la pandemia del covid-19 en las condiciones laborales.
Citando datos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), Fusades destacó en su informe de Coyuntura Social que en los primeros cinco meses de este año unos 33,609 jóvenes perdieron un empleo formal, de los cuales 27,700 (el 82.4 %) corresponden a despidos ocurridos entre marzo y mayo.
El tanque de pensamiento destaca que los jóvenes más afectados son quienes se desempeñan en los rubros de comercio, restaurantes y hoteles, transporte, almacenamiento y actividades de alojamiento y servicio de comida, donde se perdieron 6,320 empleos en hombres y 5,572 en mujeres.
“Es evidente, entonces, que la emergencia ha tenido efectos diferenciados en las ramas productivas. Comercio, hoteles y restaurantes es el sector en el que se habían perdido más empleos hasta mayo y, por sí mismo, este concentraba un tercio de jóvenes ocupados en 2019”, indicó Fusades en su informe.
La institución enfatiza que las experiencias de anteriores crisis y los efectos preliminares de las medidas de respuesta a la pandemia sugieren que los ocupados de 29 años constituyen el grupo “particularmente afectado” porque por cada 1 % de adultos en desempleo con los jóvenes aumenta en promedio 2 %.
En El Salvador se considera jóvenes a quienes están entre los 15 y 29 años de edad. Es, además, uno de los sectores que más inconvenientes enfrenta para ingresar al mercado laboral, con una tasa de desempleo 11.3 % que casi duplica al promedio nacional total por arriba del 6.3 % en 2019.
Seis de 10 jóvenes en el sector informal
Los datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2019 indican que el 41.3 % de los jóvenes salvadoreños está en condiciones de subempleo y que el 69.6 % está en informalidad, es decir, que al menos seis de cada 10 se desempeñan en actividades del sector informal de la economía.
Los jóvenes también reciben en promedio un menor ingreso por $213.69 al mes, unos $70.46 menos frente a los $284.15 que recibe la Población Económicamente Activa (PEA).
“La razón fundamental de esta brecha es la experiencia laboral: a mayor cantidad de años en la que esta se acumula corresponde también un incremento en los salarios percibidos. Sin embargo, también se corrobora que existe una brecha en los ingresos promedio percibidos entre los mismos jóvenes según su sexo”, explica Fusades.
Una de cada tres personas entre los 16 y 29 años estaba ocupada antes de la pandemia en actividades relacionadas con el comercio, hoteles y restaurantes con una participación del 33 %. El segundo gran empleador de este segmento población es suministro de electricidad, gas y agua en 16 % y la industria manufacturera es 15 %.