Moisés Bolaños es un emprendedor de añil que desde joven tenía el deseo de vestir una camisa pintada con añil, pero debido a que no poseía el dinero para adquirirla optó por aprender cómo elaborar esta clase de prendas. Nunca pensó que este deseo le llevaría a enamorarse de un oficio y a fundamentar los pilares de un negocio con una trayectoria de 11 años y que además, de ser simple emprendedor a convertirse en comerciante de añil.
Los inicios de Moisés no fueron nada sencillos. Relata que al principio su situación económica era tan limitada que no podía ni siquiera comprar una camiseta para cumplir su deseo de tener una prenda propia teñida con añil. Asegura que debido a que tenía que costear gastos de materiales y pagar el curso, “no pudo comprar la camiseta” ya que “no le alcanzaba el dinero”.
Pero cursos como el recibido en la Asociación Fuerzas Juveniles Obrajuelenses, le ayudó a percatarse que el mercado de prendas teñidas podría ser un buen negocio para emprender.
Moisés realizó diferentes trabajos como la danza que practica desde hace ya varios años, para obtener ingresos y así, poco a poco, ahorrar y algún día comprar los diferentes materiales que necesitaba para confeccionar prendas teñidas; fue así como, luego de tres arduos años, logró el dinero necesario para comprar añil y diferentes químicos para darle una consistencia más duradera en las prendas; lo curioso era que “tenía toda la materia prima, pero otra vez no tenía dinero para comprar la camiseta”.
Lo anterior le preocupaba porque se acercaba la primera feria en la que participaría; fue así como su madre, viendo sus ganas de participar en dicha actividad, decide regalarle tres blusas propias para que pudiera teñirlas y tener mercancía para comercializarla; Bolaños, al ver el acto de su madre, decide “rebuscarse por comprar dos camisetas” y, de esta forma, intentar incursionar en el mercado.
Con tan solo 22 años de edad y cinco prendas teñidas a mano, Bolaños decide asistir a la feria de la fruta, celebrada en San Juan Nonualco; este emprendedor señala que ese día llegó con mucha emoción al pueblo pero indica que “ya estando allá hasta me desanimé un poco, porque tenía (como competencia) unos monstruos de empresas, de gente que vendía producto y yo solo iba con cinco trapitos; pues puse una pita y colgué lo que llevaba”, y lo bueno, aseguró, es que logró “vender la mayoría de prendas, solo traía una pieza de regreso a casa”.
Al ver que la competencia comercial era fuerte, Moisés utilizó su astucia y decidió elaborar un estudio de mercado sobre cómo se encontraba la venta de prendas de añil y cuáles eran las que más se elaboraban; esto no solo le ayudó para conocer a profundidad técnicas de teñido que otros emprendedores compartían con él, sino que también le orientó a darse cuenta que las piezas para niños son las más demandadas, pero las menos confeccionadas con añil.
Fue así como este sanjuanense comenzó a visitar diferentes ferias en el país, ofreciendo sus productos con precios que van desde los $5 a los $15, al mismo tiempo que mezclaba otros oficios que conoce a la perfección, como la bisutería con la que comenzó a elaborar diferentes accesorios para el cabello.
Sin embargo, mientras su negocio comenzaba a crecer, sucedió algo que cambió la vida y el negocio de Moisés: su madre, la mujer que lo había apoyado desde un inicio en su sueño, había fallecido; esto lo orientó para que enseñara a su hermana menor todo el trabajo que realizaba, pensando en un futuro heredarle no solo el negocio, sino todo el conocimiento y la cultura que el teñido en añil significa.
La mayoría de los compradores de las prendas que Bolaños comercializa provienen del exterior. Asegura que los compradores locales se hacen presentes pero “la mayor cantidad de personas vienen de afuera, del extranjero”
En el 2015 Moisés decide acercarse a Conamype y logra que le ayuden a registrar su marca “Pal Mistyc” en el mercado; también, a través de esta entidad, logró ganar hace dos años un capital semilla para cultivar añil y seguir ampliando sus ganancias ya no solo como emprendedor del producto sino a ser reconocido como comerciante de éste.
Después de 11 años de camino recorrido y con 33 de edad, Moisés indicó que su próximo objetivo es comercializar en el extranjero. Asegura que su satisfacción más grande es otorgar un empleo a ocho personas, así como poseer dos manzanas de añil, y con todo esto asegura ya no ser reconocido solo como “el que baila o se dedica a otras artes”, sino que “ya me identifican como el muchacho que tiñe, el del negocio de teñido, el de las camisas manchadas” comentó.