Grecia aún debe enfrentar su alto nivel de deuda.


La zona euro salió del atolladero de la deuda griega, pero sigue siendo vulnerable, según economistas, a los que les preocupa especialmente la situación en Italia.

Tras varios años de profunda recesión y tres programas de ayuda, Grecia sale oficialmente hoy de la tutela de sus acreedores, la zona euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para volver a financiarse sola en los mercados.

Pero a pesar de lo que los europeos califican discretamente de “buena noticia”, después de años de errancia y de grandes crisis políticas, la zona euro aún debe superar varios desafíos. “La crisis griega no se resolvió, se pospuso”, asegura Charles Wyplosz, profesor de economía en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra.

Atenas deberá empezar a reembolsar a partir de 2032 el grueso de su deuda, aún colosal, de alrededor del 180 % del Producto Interno Bruto (PIB). Es imposible decir cómo estará entonces el país, tanto a nivel político como económico.

En los últimos meses, el FMI no dejó de alertar sobre la sostenibilidad a largo plazo de esta deuda, a pesar de los últimos acuerdos con la zona euro para el alivio de la misma.

Wyplosz denuncia el “espectacular cinismo” de los europeos en la gestión de la crisis. “Los problemas no están resueltos, pero se finge que lo están”.

“De una forma u otra, va a estallar. Grecia volverá a estar en crisis mucho antes de 2032”, profetiza.

“No se resolvió para nada el problema de la deuda pública, que sigue siendo grande en Italia, Grecia y Portugal, a pesar de sus esfuerzos”, advierte Anne-Laure Delatt, directora adjunta del Centro de Estudios Prospectivos y de Informaciones Internacionales (Cepii).

A estos países se añaden dos pesos pesados europeos, España y, sobre todo, Francia, que siguen teniendo una deuda importante.