Un turista aprende prácticas de surf en El Tunco, mientras otros visitantes caminan y fotografían la costa. El Salvador busca posicionar estas playas como polos para realizar el deporte acuático. / Diego García


Las costas salvadoreñas son un atractivo turístico para surfistas brasileños, no solo por el clima o por poseer playas como El Tunco y El Sunzal que destacan en comercio y con zonas hoteleras predilectas, sino por la facilidad de “montar buenas olas”.

Vaquero Surf Lodge, un hostal ubicado en la playa El Tunco, en La Libertad, recibe una afluencia casi total de visitantes del extranjero, cerca del 90 % corresponde a ciudadanos de Brasil. Lo que hace atractivo este hogar de reposo para los turistas brasileños no es solo su cercanía con el mar y atardeceres majestuosos, sino que ofrece el paquete turístico completo con clases de surf, guías y fotografías durante las prácticas del deporte acuático.

Salvador Alexander Morales (conocido como Vaquero), dueño de Vaquero Surf Lodge, es un salvadoreño amante de las olas, originario de El Tunco, desde hace 10 años se dedicó a fotografiar surfistas y a ser guía turístico para poder ganarse el pan de cada día. La mayoría de sus clientes son brasileños que visitan el país con el objetivo de “montar olas”, aseguró.

Salvador Alexander Morales junto a su esposa, Mirna Ayala y su hijo dirigen el pequeño hostal en El Tunco. / Diego García


Durante tres años, Morales se dedicó a hospedar a sus clientes en diferentes hostales, hoteles o casas de descanso de la zona. Un día, junto a su esposa Mirna Ayala, decidieron buscar un préstamo bancario y comenzar a construir aquello que ahora es un referente para el turismo brasileño.

La fiebre del surf se popularizó luego que el Gobierno lanzara su proyecto de Surf City, una ambiciosa apuesta de convertir las costas salvadoreñas en referentes internacionales para el deporte acuático. En las estadísticas oficiales públicas del Ministerio de Turismo (Mitur) ni siquiera aparece Brasil como uno de los principales emisores de turistas, pero para los lugareños de El Tunco es un nicho de turistas que debe ser atendido.

La gran apuesta del Gobierno es generar unos 500,000 empleos en los próximos 10 años con el proyecto de Surf City. En las playas salvadoreñas este deporte es uno de los más practicados. / Diego García


Pequeños vendedores de la zona de la playa El Tunco y El Sunzal aseguran que a raíz de Surf City se atrajo más turistas a la zona, y logran obtener más ingresos comparados con años anteriores. José Barahona, vendedor de artesanías, señaló que observó un aumento en las ventas por los torneos de surf, pero teme que el ritmo turístico aumente tanto que se comience a desalojar a los comerciantes ambulantes.

Las calles que circundan a la playa El Tunco se ven abarrotadas de personas blancas, altas, rubias y con tonos de ojos claros, atraídos por la gastronomía, por las artesanías, las curiosidades de los salvadoreños y, claro, por las olas.

Un rótulo en inglés colgado en uno de los restaurantes en El Tunco. Este es el principal idioma que se aprende. / D.G.


Este fenómeno llevó a emprendedores como Morales y Ayala a aprender de forma autodidacta otros idiomas, ambos manejan un nivel de portugués e inglés básico, que facilita que en temporadas altas un promedio de 15 brasileños se hospeden semanalmente en su hostal.

Con la afluencia de turistas extranjeros en las costas, no solo las grandes cadenas de restaurantes u hoteles se vieron necesitados de aprender a manejar el idioma inglés para facilitar su interacción con el turista extranjero, pues pequeños comerciantes de minutas, artesanías y comida también lo hacen.

Los lugareños de las costas aprovechan para vender artesanías elaboradas con productos del mar. / Diego García


Cada paso dado por Tamanique es un referente que el comercio está apostándole cada día más al turismo, calles adoquinadas, así como letreros de comida, anuncios de hospedajes, murales y parqueos escritos en inglés, son ejemplos de la influencia de turistas extranjeros.

La presencia de agentes de seguridad privados, así como el entusiasmo de vendedores por ser autodidactas en conocer nuevos idiomas, llevan al municipio de Tamanique a convertirse en un referente del turismo que posiciona a estas playas en destinos predilectos para nacionales y extranjeros.

Fachada de Vaquero Surf Lodge, un hostal ubicado en la playa El Tunco, que atiende en su mayoría a los turistas de Brasil. / Diego García


Ventas de artesanías en la playa

 

Ana Vides, vendedor en playa El Tunco, se dedica desde hace 10 años al comercio en las costas salvadoreñas. Aunque en un inicio prefirió vender fruta, desde hace tres años encontró en las artesanías un ingreso mucho más fuerte que le ha ayudado a sacar adelante a su familia.

Vides indicó que las “noches de discoteca” son de los eventos que más ingresos económicos le generan. Los turistas extranjero se convierten así en los principales clientes para sus artesanías. Esta salvadoreña no maneja el inglés por completo, pero asegura que sabe defenderse, aunque se vuelve más fácil con un interprete, indicó.



Pescado, el plato fuerte

 

Rubén Antonio Iraheta, dueño de Rancho Morena en playa El Sunzal, es un comerciante especializado en ofrecer a los visitantes variedades de mariscos, pescados fritos, y cócteles, con precios que rondan entre los $3 y los $15.

Durante 35 años, Iraheta se dedica a atender turistas, en su mayoría extranjeros, que se ven atraídos por las olas en la playa El Sunzal.

Iraheta indicó que para facilitar la comunicación con los turistas extranjeros se elaboró un menú, con el que el cliente simplemente indica que comida degustará.