La elevada polarización política y la incertidumbre generada por el impago de la deuda previsional hicieron que, durante 2017, el sistema bancario salvadoreño mostrara un bajo apetito de riesgo, según señala un informe de Fitch Ratings.

En su documento “Perspectivas 2018 de los bancos latinoamericanos”, la calificadora de riesgo evalúa también el comportamiento de la banca salvadoreña al cierre de 2017 y asegura que el sector “mostró una rentabilidad resistente” y una tendencia conservadora a la exposición de riesgo.

La falta de acuerdos políticos hasta octubre de 2017, cuando se logró la reforma a la Ley del Sistema de Ahorro de Pensiones (SAP), llevó a la banca a mantener “estrategias conservadoras y niveles de liquidez fuertes” durante todo el año, una propensión aún presente en la banca, según Fitch.

La calificadora advirtió además que “el alcance de acuerdos adicionales puede ser desafiante” debido a las elecciones de diputados en marzo de 2018 y las elecciones presidenciales en 2019.

El informe expone que la cautela en la inversión de bonos del Gobierno causó que, hacia septiembre del año pasado, los bancos redujeran su exposición en deuda soberana a cerca de 10.8 % de sus activos líquidos, después de haber registrado un 18.1 % en diciembre de 2016; es decir, una reducción de 7.3 puntos.

El mayor costo de fondeo y la presión competitiva sobre las tasas de interés también afectaron los márgenes de interés netos, mientras que el crecimiento de los préstamos fue bajo.

Sin embargo, los bancos preservaron niveles altos de liquidez por el mayor crecimiento de los depósitos conducidos por la incertidumbre en la política migratoria de Estados Unidos, desde donde se incrementó el flujo de remesas. Esto, no obstante, no pudo reflejarse en la entrega de más créditos productivos.